Chilenos quisquillosos

Aviones de combate de la Fuerza Aérea chilena despegaron de Punta Arenas con la misión de interceptar aeronaves argentinas que supuestamente estaban invadiendo su espacio, lo que fue desmentido por el Gobierno nacional de nuestro país.

La ministra de Defensa del vecino país, la militar Maya Fernández, dijo que sus radares habían detectado una incursión no autorizada en la zona oriental del Estrecho de Magallanes pero los registros aéreos no mostraron ni un solo movimiento en ese día y horario. El hecho se enlaza con otro ocurrido en abril de este año, cuando Chile exigió de mala manera que Argentina retirara un panel solar del Puesto de Vigilancia y Control de Tránsito Marítimo Hito 1, en Tierra del Fuego, instalado a centímetros de su territorio.

 

Otra vez la tensión vuelve a ponerse de manifiesto entre Argentina y Chile al insistir este último en crear escenarios de conflicto y de supuestos intentos de vulneración de soberanía, totalmente inexistentes. Si bien los antecedentes de confrontación por cuestiones limítrofes son incontables, el punto histórico de máximo enfrentamiento ocurrió en 1978, cuando ambos países estuvieron a punto de entrar en guerra por las australes islas Picton, Lennox y Nueva, que finalmente los vecinos se quedaron.

Pese a las décadas transcurridas ese espíritu continúa prevaleciendo y viene en lo que va del año en escalada por parte de los chilenos, quienes insisten en posicionarse en el rol de avasallados mientras Argentina se debate en otras cuestiones prioritarias que no los tienen ni siquiera en agenda.

El último incidente de gravedad, por la beligerancia que denotaron las maniobras ordenadas por la Fuerza Aérea chilena, se registró alrededor de las 19 del martes último, cuando dos aviones de combate F-5 despegaron de la base Chabunco, en Punta Arenas con la misión de interceptar a supuestas aeronaves argentinas que estaban invadiendo su espacio.

Fue la ministra de Defensa de ese país, Maya Fernández, quien confirmó el incidente a la prensa diciendo que los radares chilenos instalados en la zona austral habían detectado una posible incursión aérea argentina no autorizada.

La noticia la dio a conocer el medio BíoBíoChile, tras una publicación de un usuario de la red “X”, llamado César Quezada, quien alertó de una supuesta misión de intercepción real hacia la frontera con Argentina. El mismo usuario publicó: “Se cree que aviones Pampa argentinos pudiesen haber pasado a Chile sin autorización, lo que es grave considerando que hay buques argentinos en Magallanes por UNITAS”.

Enseguida el Gobierno nacional argentino negó que algún avión de nuestro país haya invadido el espacio aéreo chileno en la zona oriental del Estrecho de Magallanes y desde Casa Rosada aseguraron que «no hubo ningún avión de la Fuerza Aérea argentina ni de línea que haya viajado por la zona en ese horario».

Desde el Ministerio de Defensa respondieron indicando que “no nos vamos a hacer cargo de algo que no tenemos responsabilidad» a la vez que esgrimieron como prueba extra de lo dicho que «los aviones de Chile no encontraron a nadie cuando salieron a rastrear».

La ministra Diana Mondino suministró además el itinerario del único avión que registró movimientos el día martes 27 de agosto y que fue un Twin Otter de LADE que salió de Río Gallegos a las 12 para aterrizar en Ushuaia a las 13.40; luego despegó desde la capital fueguina a las 14.05 y aterrizó en Río Grande a las 14.55, para salir desde ese aeropuerto a las 15.35 y retornar a Río Gallegos finalmente a las 16.55. Todos esos horarios están muy alejados de las 20 que indican los chilenos como hora de la ¿inventada? invasión argentina, según dijeron detectada “a 3.000 pies entre Monte Aymond y el Estrecho de Magallanes”.

Lo sucedido vuelve a dejar la incertidumbre acerca de la calidad vecinal y la solidez de la tantas veces declamada expresión “hermandad argentino – chilena”, resultando inevitable preguntarse, en un ejercicio imaginativo: Si efectivamente un avión argentino se hubiera desviado accidentalmente de su ruta, o hubiera registrado fallas técnicas y necesitado aterrizar de emergencia, con sus equipos de comunicación averiados… ¿Chile hubiera hecho fuego desde sus aviones de combate?.

“Corran el panel o lo sacaremos nosotros…”

El último incidente descripto se enlaza inevitablemente en la memoria con otro reciente, apenas ocurrido en abril de este mismo año, cuando el presidente Gabriel Boric instó en malos términos al Gobierno argentino a desmantelar un panel de energía solar donado por la empresa Mirgor e instalado en el Puesto de Vigilancia y Control de Tránsito Marítimo Hito 1, en Tierra del Fuego. Aunque por un error involuntario parte de dicho artefacto destinado a generar electricidad para calefacción y producción de agua caliente se colocó a mínima distancia de la línea divisoria entre países, los chilenos pusieron el grito en el cielo y hasta hicieron intervenir a su máxima figura presidencial en el asunto.

 

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