La Antártida Argentina forma parte del patrimonio cultural e identitario de cada ciudadano de nuestro país, desde la infancia misma, cuando en las aulas se trabaja con la silueta cónica de un territorio que se sabe lejano, gélido y propio. En concordancia, forman parte del calendario de conmemoraciones fechas como el 22 de febrero, Día de la Antártida o el 21 de junio, en que se alude al Día de la Confraternidad Antártica.
Para ilustrar a nuestros lectores sobre la historia de aquel pedazo de suelo en el que un grupo de civiles y militares a diario ratifican soberanía con su presencia, Diario Prensa Libre invitó al especialista en temas antárticos, docente y militar retirado, Alejandro Bertotto, a compartir sus conocimientos.
Jackie Ronne, a la derecha y con pelo obscuro, fue la primera exploradora antártica, junto con Jennie Darlington. Ambas fueron las primeras mujeres en invernar en la Antártida.
La estadounidense Jackie Ronne no fue la primera en pisar el continente blanco, pero sí la primera exploradora antártica, o como ella misma tituló en su autobiografía: “la primera dama de la Antártida”. Junto con la canadiense Jennie Darlington, fue también la primera en invernar en la Antártida. Jackie y Jennie fueron las primeras en invernar en Base del Este, Isla Stonington, Bahía Margarita, cerca de donde hoy se encuentra la Base Argentina San Martín.
El 25 de enero de 1947 la expedición de Jackie Ronne partió de Beaumont, Texas. Ella iba a bordo pero no tenía la menor intención de ir a la Antártida. Su función era quedarse en EEUU como administradora y enlace de prensa, pero su marido le pidió que embarcara hasta el puerto de Panamá para ultimar los preparativos, a lo que ella accedió. Después le sugirió que siguiera con él hasta Valparaíso, en Chile. Y luego le dijo, según recordaba ella: “Pienso que me serías de mucha más ayuda si hicieras el camino completo”. Ella se negó pero Finn era insistente. Finalmente Jackie se unió a la expedición como historiadora y reportera, escribiendo artículos bajo el nombre de su marido, ya que la prensa al principio desconocía su presencia.
Ronne y Darlington fueron las primeras en invernar en la Antártida. Y mientras a Jennie se le atribuye un papel más bien pasivo —en sus memorias escribiría que la Antártida no era lugar para mujeres—, en cambio Jackie se convirtió de pleno derecho en la primera exploradora antártica. No faltaron los graves accidentes ni los conflictos personales. La experiencia fue tan dura que, a su regreso a EEUU, Jackie aseguró que “nunca, nunca, nunca” regresaría a la Antártida. No releyó su diario hasta 47 años después, y no publicó sus memorias hasta el año 2004. Pero para entonces había regresado a la Antártida más de una docena de veces —una de ellas con su hija Karen— como conferenciante en barcos de crucero para divulgar las maravillas y la fragilidad del continente blanco, del que dijo: “Puedes haber acabado hasta las cejas, pero después de un rato, la magnificencia glacial y cruda te lleva de nuevo allí”.
Jackie Ronne falleció a los 89 años, como una figura reconocida e inspiradora en la exploración y la protección de la Antártida. Como escribe su biógrafa Joanna Kafarowski “abrió el camino para otras mujeres que trabajarían, explorarían y tomarían decisiones políticas sobre la Antártida en los años venideros”.
La historia cuenta que en 1935 la danesa-noruega Caroline Mikkelsen desembarcó en una de las islas de la barrera de hielo y dos años después la noruega Ingrid Christensen pisó el continente acompañado por su hija Augusta Sofie y otras dos mujeres, Lillemor Rachlew y Solveig Wideroe.
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