En cada etapa la ciudad presentó diferentes oportunidades y con ellas muchas personas vinieron a aprovecharlas y a cumplir sus sueños. Algunos estuvieron de paso y dejaron su marca, a veces buena y otras no tanto. Otros encontramos en Ushuaia nuestro hogar, un lugar que nos dio mucho, al que le dimos también parte de nuestra vida y en donde construimos el legado que le dejaremos un día a nuestros hijos.
En el transcurso de estos 140 años la población de Ushuaia ha tenido diferentes identidades marcadas por su época.
Hoy tenemos por delante el desafío de lograr un nuevo – y espero que definitivo – “nosotros”, en donde se pueda amalgamar esa mezcla de familias de antiguos pobladores con otras que vinieron después pero que también tienen muchos años de residencia, más las de reciente data.
Ushuaia siempre fue una tierra generosa que a todos los que nos hemos propuesto objetivos nos permitió alcanzarlos.
Me parece que es tiempo de cambiar la ecuación y no solo de preguntarnos ¿qué me puede dar esta tierra? sino ¿qué puedo hacer yo por ella?. Cada uno desde el lugar que le toque tiene mucho por hacer, como por ejemplo comprometerse con amor por esta ciudad que nos cobijó y entregó tanto.
Es tiempo de que las nuevas generaciones de fueguinos se preparen rigurosamente y trabajen poniendo lo mejor de cada uno, para que al fin se amalgame y consolide definitivamente una única identidad de la que todos nos podamos sentir orgullosos.