Chicos en peligro: cuando jugar no es sano

La ludopatía y sus consecuencias. (PARTE 1)

La ludopatía y sus consecuencias. (PARTE 1)

La ludopatía y sus consecuencias. (PARTE 1)

Dr. Rubén RafaelLa ludopatía es una enfermedad que se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo en resistirse a los impulsos de jugar apostando dinero.

No todas las personas que juegan desarrollan una adicción al juego, del mismo modo que no todas las personas que beben terminan siendo alcohólicas. Pero los riesgos son muchos y las consecuencias devastadoras.

La ludopatía es un trastorno psicológico que se caracteriza por la compulsión a apostar, y afecta significativamente la vida personal, familiar, académica, laboral y económica de quienes la padecen. Como en toda adicción, el apostador eleva su propio umbral de tolerancia al estímulo, por eso siente que necesita cada vez más tiempo y dinero en el juego para evitar los síntomas de abstinencia.

Esto puede llevar a graves problemas de dinero, pérdida del trabajo, crimen o fraude, y daño a las relaciones familiares.
¿Cómo funciona la mente de un ludópata? Se preocupa constantemente por el juego.

En la mente del afectado se reviven momentos del juego, posibles estrategias, busca maneras de obtener dinero para seguir apostando sin medir consecuencias, como pedir prestado, vender artículos de la casa, hipotecar propiedades, automóviles, etc.

Siente la imperiosa necesidad de jugar apostando siempre, para alcanzar el mayor nivel de excitación.

No existe una sola causa para su proceder, ya que suele haber una combinación de muchos factores tanto personales como del contexto de su vida. Este trastorno psicológico puede darse en personas de todo tipo de clases sociales y con todo tipo de ingresos.

Los ludópatas ven el juego no solo como una actividad, sino como el eje central de sus vidas. Es una obsesión que consume pensamientos, tiempo, y recursos, dejando poco espacio para cualquier otra cosa. Esta obsesión suele estar acompañada de una negación rotunda del problema.

La adicción a juegos en línea por medio de aplicaciones está en aumento en los adolescentes y los lleva a perder el control de sí mismos, afectando negativamente su salud psicofísica, así como sus relaciones personales, familiares y sociales.

Actualmente, los jóvenes tienen fácil acceso y son captados por las plataformas de apuestas online debido a algunos factores como la proliferación de billeteras virtuales y las posibilidades de falsificación en los procesos de acreditación de datos biométricos, entre otros. En otros casos los menores recurren a plataformas clandestinas donde no hace falta ser mayor de edad para apostar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la adicción al juego o ludopatía como una enfermedad e incluye en esta problemática a los “juegos digitales” o “videojuegos”. En nuestro país, la regulación de las apuestas online y el juego es competencia de cada provincia y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Apostar no es un juego de chicos. En Argentina, está prohibida la participación de menores de 18 años en plataformas de apuestas online, al igual que en casinos o bingos. Sin embargo, la ludopatía crece a edades cada vez más tempranas y los especialistas en salud mental advierten sobre los riesgos de la adicción al juego, especialmente entre los adolescentes, un grupo vulnerable que se encuentra en plena etapa de desarrollo emocional y cognitivo.

Las cifras son contundentes: el 8,29% de los argentinos apostó online en algún momento de su vida, cifra que se eleva al 12,5% en jóvenes de entre 15 y 24 años, y alcanza el 15,5% en el grupo de 25 a 34 años, según un reciente informe presentado por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense.

La ludopatía es una enfermedad que se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo en resistirse a los impulsos de jugar apostando dinero. No todas las personas que juegan desarrollan una adicción al juego, del mismo modo que no todas las personas que beben terminan siendo alcohólicas.

Pero los riesgos son muchos y las consecuencias devastadoras. También se trata de un trastorno psicológico que se caracteriza por la compulsión a apostar, y afecta significativamente la vida personal, familiar, académica, laboral y económica de quienes la padecen.

Como en toda adicción, el apostador eleva su propio umbral de tolerancia al estímulo, por eso siente que necesita cada vez más tiempo y dinero en el juego para evitar los síntomas de abstinencia.

Esto puede llevar a graves problemas de dinero, pérdida del trabajo, crimen o fraude, y daño a las relaciones familiares.


 


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