TRES VECES LA MISMA HISTORIA
La familia Machado viene sufriendo repetidas intrusiones de su terreno por rodados descontrolados. Lo mismo le ocurre a un predio vecino, que a diferencia del de ellos, que ostenta tres ingresos violentos, solo cuenta en su haber con dos episodios en los que en los canteros aparecieron sendos automóviles en vez de flores.
Ha sido hasta ahora un verdadero milagro que en ninguno de los tres hechos los hijos, nietos y perros de Ana y de Edgardo hayan estado afuera de la casa.
Inclusive ayer, Ana había regresado apenas minutos antes de hacer las compras. Cerró el portón de rejas (colocado después de la primera vez que un auto se instaló en el jardín pero que al fin y al cabo no sirvió de mucho porque ayer otro repitió la misma historia) y entró a la cocina. Apenas unos instantes después escuchó un fuerte estruendo y los gemidos de dolor de un muchacho.
Aunque ellos y los demás vecinos de la calle Las Prímulas han intentado colocar piedras y formar montículos de tierra a modo de lomos de burro, para intentar que los automovilistas circulen a velocidad moderada, el tema continúa siendo materia pendiente de resolución.
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