La Fundación Bunge y Born reveló los datos de una muestra representativa a todo el país que permitió analizar la importancia, la seguridad y la eficacia de las vacunas, y los obstáculos por los que parte de la población no puede acceder.
El 96% de los argentinos considera que las vacunas son seguras, por lo que la principal barrera para lograr coberturas óptimas no es la resistencia a la vacunación, sino las barreras de acceso. De hecho, “alrededor del 13% de la población no logró vacunarse o vacunar a los menores a su cargo la última vez que intentó hacerlo”. Así lo indicaron los resultados preliminares del Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV), que elabora desde enero la Fundación Bunge y Born y que planea tener sus resultados definitivos a finales de este año.
En esta primera etapa se realizaron encuestas a 3.177 individuos, pero prevén relevar a 7.000 en todo el territorio nacional para explicar por qué existe una brecha cada vez mayor entre la cobertura óptima en inmunización (que debería ser de al menos un 92%) y las tasas actuales.
Según explicaron autoridades de la fundación durante la presentación del índice, “en Argentina no se aplican cerca de 700.000 dosis de alguna de las vacunas del calendario obligatorio, durante el primer año de vida”, a la par que se observa “un incremento en la aparición de discursos de grupos ‘antivacunas’”.
Pero mientras que la opinión sobre las inmunizaciones es la principal problemática para alcanzar coberturas altas en los países desarrollados (basta recordar el rebrote de sarampión en Italia, por ejemplo), en Argentina, las dificultades de acceso por diferentes motivos son el principal riesgo. De entre ellas, “las faltantes aparecen como principal razón, entre quienes tienen menores a cargo”, según el documento. Mientras que las otras cuestiones argumentadas son los horarios de los vacunatorios, la distribución de las dosis (que a veces son compradas pero que no siempre llegan a todos los lugares), la accesibilidad (por ejemplo, cuánto cuesta llegar al centro para aplicarse la vacuna) y los costos (en el caso de no haber conseguido la inmunización en tiempo y forma en el sistema público).
El doctor Eduardo López, Jefe del Departamento del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y Líder del Proyecto “Observatorio de la Salud del Niño y el Adolescente” de la Fundación Bunge y Born, explicó que “en números reales, si se extrapola ese porcentaje de población que no logró inmunizarse, con los 728.035 niños que nacen por año, no se consigue vacunar a 300 chicos por día”.
Por ende es el acceso la principal barrera a conseguir las coberturas esperadas, ya que “la seguridad de las vacunas no está puesta en duda en el imaginario de los argentinos, algo que sí sucede en países como Suiza, en el que el 11% de la población considera que las vacunas no son importantes para los chicos”, sintetizó.
“El índice se presenta en un contexto en que las cifras oficiales muestran que se aplicaron 1.084.279 dosis menos de alguna vacuna del Calendario Anual en menores de 18 meses, lo que podría indicar que un número significativo de niños no recibió al menos alguna vacuna o dosis”, completó López.
Por su parte, Gerardo della Paolera, director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, señaló que el objetivo del ICAV es que sirva de ayuda para “mejorar el diseño de programas y estrategias de inmunización en el país, en el marco de las políticas de salud pública” y que la iniciativa está en contexto “con un vasto trabajo realizado por la fundación sobre las situaciones del país que escapan a lo coyuntural, como por ejemplo, trabajos previos sobre la enfermedad de Chagas”.
A la vez, della Paolera anticipó que los resultados finales estarán para los últimos meses de 2019, pero con los preliminares destacó: “Las cifras muestran que estamos teniendo problemas serios, por lo que esperamos que este índice sea de ayuda para orientar de manera más eficientes los recursos humanos y financieros destinados a la inmunización”.
Pero más allá de la detección de barreras, se usaron dos herramientas para medir la confianza pública en materia de vacunas. Una de ellas fue la encuesta telefónica, que evidenció que entre el 93 y el 98% consideran que son seguras, efectivas e importantes para los niños. La segunda fue el monitoreo del discurso público, que consiste en registrar las millones de publicaciones sobre vacunas en redes sociales y medios argentinos.
Para medir el discurso público sobre el tema en twitter, la fundación desarrolló e implementó el sistema Vigilancia Inmunológica de Redes Argentinas (VIRA), que procesa unos 6 millones de mensajes al año. Antonio Vázquez Brust, Magister en Informática Urbana y parte del equipo de la Fundación Bunge y Born reveló que “según los conteos, son pocas personas las que generan los mensajes, pero muchas las que los replican”.
A la vez, la fundación puso en marcha un monitor de medios que analiza a 3.000 portales de todo el país e identificó las publicaciones sobre vacunas desde 2015. Según indicó Vázquez Brust, “de las millones de noticias disponibles en repositorios en línea, 8.000 al año responden al tema vacunas y como el texto es analizado para identificar problemáticas reportadas y medir la confianza, se concluyó que en el país no se pone en duda la seguridad y eficacia de las inmunizaciones”, indicó.
Con todo, se observa un incremento en la aparición de discursos de grupos “antivacunas”. De hecho, el ICAV mostró que entre un 2 y un 4% dudan de la seguridad y eficacia de las inmunizaciones. Por ese motivo, la herramienta planea generar alertas tempranas en torno a las tendencias sobre el discurso público sobre el tema.
En conclusión, más allá de que en otros lugares del globo la reticencia a vacunarse pase por determinados movimientos, los datos a nivel local muestran que son las barreras en el acceso el principal motivo por el que nuestras coberturas distan de ser óptimas, a pesar de tener un Calendario Nacional de Inmunizaciones que se encuentra entre los más avanzados del mundo.
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