Baraj solo dijo que la mujer “se puso como loca y se tiró”. Seguirá preso

EL HOMICIDA ORIUNDO DE USHUAIA QUE MATO A UNA JOVEN PSICOLOGA EN MAR DEL PLATA, SE NEGO A DECLARAR.

El hecho ocurrió pasadas las 7 de la mañana del 2 de marzo cuando Jordana Belén Rivero, una psicóloga de 28 años, se precipitó desde el séptimo piso de su departamento, en un edificio ubicado en la zona de Salta al 1700 de la ciudad costera. La mujer murió al caer desde el balcón, pero previamente fue golpeada y asfixiada por el hombre. Mediante la autopsia se determinó que la chica “recibió previo a la caída varios golpes en su rostro” y que “cayó en estado de inconsciencia” por el balcón – explicó el fiscal marplatense a cargo de la causa.
La víctima fue escuchada por sus vecinos gritando desesperada y pidiendo ayuda, por lo que llamaron a la Policía para que acudiera al lugar. Ni bien arribaron los patrulleros con varios efectivos, creyeron que estaban ante un caso de suicidio, suposición que quedó descartada de plano inmediatamente cuando observaron el cuerpo. De acuerdo al estudio post mortem, el cuerpo de Rivero presentaba el maxilar fracturado y escoriaciones en los brazos previos al impactó sobre una losa saliente que sirve de techo, que da a la vereda de acceso al edificio situado en Salta, entre Luro y 25 de Mayo, en el centro de la ciudad. Los forenses del Cuerpo Médico de la Policía Científica establecieron además que la joven había aspirado sangre, lo que indica que sufrió una hemorragia antes de la caída. Al momento del hallazgo, el cuerpo de la víctima tenía un pantalón “a manera de bufanda” alrededor del cuello.
Cuando los uniformados se dirigieron al departamento desde el que se había caído o había sido arrojada la joven, tuvieron que forzar la puerta de ingreso porque el hombre que estaba en su interior les decía que no encontraba la llave. Cuando accedieron al interior se encontraron con un gran desorden, como si se hubiera producido una feroz pelea o la defensa tenaz de la víctima ante su verdugo. El sujeto que quedó atrapado dentro del departamento de su víctima resultó ser Bernardo Luis Baraj, de 50 años de edad, oriundo de Ushuaia.

“No voy a declarar”

Cuando Baraj fue trasladado a la sede judicial para prestar declaración indagatoria ante el fiscal Fernando Castro, se rehusó a hablar. No quiso decir por qué razón estaba dentro del departamento de la psicóloga marplatense y mucho menos si era el responsable de su muerte. Apenas consintió en informar que padecería varias enfermedades, entre ellas un trastorno mental de bipolaridad, por el que estuvo internado en un establecimiento de salud mental.
Cuando se le preguntó si tenía antecedentes penales por la comisión de otros ilícitos, solo admitió haber cometido un robo. Sobre la agresión a su pareja ocurrida en el año 2017 en una vivienda de la calle Pontón Rio Negro, en Ushuaia dijo que “todo fue un invento de mi ex”. En esa ocasión Baraj terminó en el hospital luego de que el hijo de su pareja, cansado de ver el maltrato que le prodigaba a su madre, saliera en su defensa, acuchillándolo.
Para el funcionario judicial, prácticamente no hay dudas que se trató de un homicidio agravado por la condición de género de la víctima. “Se puso como loca y se tiró”, fue lo único que Baraj les consignó a los oficiales que lograron derribar la puerta para poder entrar.
La autopsia terminó de confirmar que Jordana fue asesinada. No se cayó, ni se tiró y la presencia de Baraj, quien había quedado encerrado en el departamento porque la joven cerró la puerta con llave, permitieron direccionar la investigación hacia la hipótesis del femicidio. De acuerdo con los estudios al cuerpo de la víctima, presentaba lesiones que fueron ocasionadas antes de la caída. Además, se comprobó que Rivero se desplomó ya desvanecida y con el maxilar fracturado.
El fiscal Castro señaló que Jordana fue arrojada “al menos inconsciente”, ya que no presentaba signos de “defensa” en su cuerpo. Según explicó, por instinto, cualquier persona que cae al vacío pone los brazos para atenuar el impacto, lo que generalmente provoca fracturas en las extremidades; en este caso, no tenía ese tipo de lesiones. Por su parte, Baraj presentaba algunas heridas en su cuerpo compatibles con golpes y mordeduras. Esto mostraría que la mujer quiso defenderse de la brutalidad del atacante.
Si bien el fiscal Castro aún intenta determinar qué tipo de vínculo mantenían la víctima y el femicida, trascendió que se habrían conocido la tarde del domingo en las proximidades de un bingo de la calle Independencia. Los vecinos del departamento al que se había mudado Jordana Belén Rivero en enero de este año informaron que “la chica pidió auxilio hasta el último minuto. No la conocíamos mucho porque se había mudado hace muy poco”.
Baraj por su parte continuará detenido en calidad de imputado del delito de homicidio agravado por la condición de género, es decir femicidio, figura para la que la ley prevé una pena de prisión perpetua.


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