Las Fuerzas Armadas de Brasil se preparan para intervenir en la «solución» de problemas regionales, así como en la defensa de los intereses brasileños en la selva amazónica y el litoral Atlántico, según la nueva Política Nacional de Defensa revelada hoy.
Las Fuerzas Armadas de Brasil consideran que Sudamérica dejó de ser una región libre de posibles conflictos bélicos y se preparan para intervenir en la «solución» de problemas regionales, así como en la defensa de los intereses brasileños en la selva amazónica y el litoral atlántico, según la nueva Política Nacional de Defensa revelada hoy.
«No se pude dejar de considerar tensiones y crisis en el entorno estratégico, con posibles desdoblamientos para Brasil, de modo que el país podrá verse motivado a contribuir a la solución de eventuales controversias o a defender sus intereses», dice la nueva versión del Libro Blanco de la Defensa, que expresa un giro en la política de seguridad exterior de Brasil.
El renovado manual, que actualiza cada cuatro años las principales definiciones de la política de defensa del país más grande y poblado de Sudamérica, será entregado la semana próxima al Congreso, en un contexto en el que, por primera primera vez desde 1985, el Gobierno cuenta con nueve ministerios a cargo de militares y con un ex capitán, Jair Bolsonaro, como presidente.
El Libro Blanco de la Defensa define cuáles son los temas y conflictos por los que se puede ordenar la movilización de tropas, tanto dentro como fuera del país.
Entre estos, su nueva versión incluye la actual pandemia de coronavirus, que tiene a Brasil al borde de los 2 millones de casos y los 75.000 muertos, y la devastación en la Amazonia por acción de la agricultura intensiva, la tala ilegal y la minería, un tema por el cual el país está siendo cuestionado por inversores extranjeros.
Según el texto adelantado por el diario O Estado de Sao Paulo, la actualización de los lineamientos de Defensa no cita potenciales países adversarios pero observa que habrá «tensiones y crisis» en la región sudamericana, donde Brasil tiene el Ejército más numeroso.
La excepción es Venezuela, que es señalado como el punto más crítico de la región.
La hipótesis de conflicto con Venezuela resurgió en 2019 cuando Brasil participó con Colombia en un intento de ingreso forzoso de alimentos a suelo venezolano a través de zonas fronterizas, en el marco de una acción auspiciada por Estados Unidos y otros países contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, a raíz de la grave situación económica de la nación petrolera caribeña.
Además, desde la frontera sur venezolana salieron miles de ciudadanos para instalarse en el estado brasileño de Roraima, en una operación organizada en 2018 y 2019 por el actual ministro de Salud de Bolsonaro, el general Eduardo Pazuello.
El ministro de Defensa, el general Fernando Azevedo e Silva, el primer militar en el cargo desde el fin de la Dictadura en 1985, afirmó que el plan no es más que la actualización de una política de Estado y que fue revisado por el presidente Bolsonaro.
El documento destaca el aporte del Ejército en el operativo sanitario para afrontar la pandemia de coronavirus como la mayor movilización de fuerzas militares en Brasil desde la Segunda Guerra Mundial, cuando ese país se sumó a los Aliados aportando 25.800 soldados, aunque solo una pequeña porción entró efectivamente en combate en el norte de Italia.
Ahora, en el escenario de pandemia, la movilización supera los 34.000 soldados brasileños, precisa el informe.
La importancia que le da el Ejército a la pandemia desde el inicio choca con la posición personal de Bolsonaro y su Ministerio de Salud, a cargo de Pazuello, un especialista en logística al que un juez de la máxima corte de Brasil acusó esta semana de «asociarse al genocidio» que el Gobierno está provocando con su política sanitaria.
El documento sugiere mayor presencia de la Marina en la costa atlántica norte, en el estado de Pará, con el doble propósito de vigilar la distribución de la producción agrícola del centro del país y controlar los delitos ambientales en la región amazónica, en el entorno de la ciudad capital de Belém.
El documento mantiene la atención militar, heredada del Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da SIlva (2003-2010), sobre la zona que los militares brasileños llaman la Amazonia Azul, las riquezas estratégicas de los 8.000 kilómetros de costa atlántica, donde se encuentran los megayacimientos petroleros submarinos.hídricos
«La Amazonia, así como el Atlántico Sur, es un área de interés geoestratégico para Brasil. La protección de la biodiversidad, de los recursos minerales, hídricos, además de potencial energético, es prioridad para el país», dice el documento oficial.
También advierte sobre la preparación de respuestas contra «intereses extranjeros» en la selva amazónica, la mayor reserva de agua y de biodiversidad del mundo, el 60% de la cual pertenece a Brasil.
Para la protección del litoral marítimo, Brasil construye un submarino a propulsión nuclear con tecnología francesa a partir de un acuerdo realizado entre el Gobierno de Lula y Francia, en ese entonces con Nicolas Sarkozy como presidente, en la línea trazada luego del fin de las dictaduras militares sudamericanas, cuando Brasil cambió sus hipótesis de conflicto de la región sur limítrofe con Argentina y Paraguay, al norte amazónico.
Los recursos y cuarteles que antes estaban en el entorno de los países vecinos, se trasladaron hacia la región amazónica, que Brasil comparte con los tres principales productores de cocaína del mundo: sus vecinos Colombia, Perú y Bolivia.
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