Por Virginia RIZZO
Licenciada en Ciencias del Ambiente.
Directora del Observatorio Socioambiental
Sabemos que la cuestión del Cambio Climático admite problemáticas de alcance global, regional y, por supuesto, local. El fenómeno se refiere a todas aquellas transformaciones de gran escala que tienen repercusiones significativas sobre el funcionamiento de nuestro planeta, sea afectando los componentes biofísicos (agua, aire, suelos, biodiversidad), alterando el comportamiento de las comunidades y ecosistemas y/o generando efectos en los sistemas socioeconómicos.
En relación directa con lo anterior, el cambio global se ve muy influenciado con la creciente urbanización a nivel mundial. Es decir, cada vez son mas las personas que vivimos en ciudades, y con ellos aumentan los riesgos de afectación y se concentran los gases de efecto invernadero. Estudios basados en proyecciones estiman que a la actualidad el 54% de las personas vive en ciudades, es decir en áreas urbanas, y por si fuera poco, se espera que este número ascienda a 70% para el año 2050. Como contraparte, los centros urbanos representan sólo el 2% de la superficie terrestre, aunque en dichos perímetros se genere el 80% del Producto Bruto Mundial.
Si bien relacionar ambas cuestiones nos permite visualizar el simple hecho que las ciudades son las principales productoras de los gases de efecto invernadero (GEI), como contrapartida, también son estas áreas las más vulnerables a los efectos del cambio climático, dado que se encuentran expuestas a la mayoría de los fenómenos climáticos extremos como olas de calor, nevadas intensas, inundaciones, incendios
y otros fenómenos a los que el cambio climático global nos enfrenta.
El epicentro de la vulnerabilidad climática
Dado que la ciudades se encuentran en el epicentro de la vulnerabilidad climática y socio ambiental y entendiendo que el trabajo conjunto en las comunidades con el gobierno local es prioritario para desarrollar estrategias de adaptación y mitigación frente a las condiciones climáticas afectadas, no es de extrañar que sea en las mismas urbes donde las alarmas han generado los anticuerpos de estudio y gestión para la revisión e implantación de medidas que permitan transitar dicha transformación de la manera más adecuada y sostenible.
Iniciativas como la confección de los inventarios de Gases Efecto Invernadero y los planes acción climática frente al cambio climático local dan cuenta de la tendencia sugerida. En términos generales, los inventarios son una cuantificación de emisiones generadas o removidas a la atmósfera (dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno entre otros) , y se trata de un listado determinado por las fuentes principales de generación de Gases efecto invernadero (energía, transporte, residuos y agricultura) en el lapso de un año. Estas estimaciones sirven para conocer la distribución de los GEI, para establecer las metas de mitigación, identificar sectores prioritarios, brindar herramientas para los tomadores de decisiones y, no menos importante, identificar los vacíos de información.
Políticas ambientales a escala local
Además, las ciudades suelen tener a mano una herramienta de gran rigor técnico con un formato sistematizado de procedimientos denominada «plan de acción climática», cuyo objeto es aportar a la mejora continua de la resiliencia de la ciudad frente a eventos extremos. En este caso se trata de lograra que tanto las amenazas como la vulnerabilidad social sea plausible de disminuir ante situaciones climáticas adversas como, por ejemplo, las olas de calor.
Estos métodos trazan una senda en materia de resolución y planificación frente al cambio climático, particularmente para los gobiernos locales, que son quienes enfrentan diariamente las problemáticas de índole Socioambiental. Las medidas de mitigación tampoco nacen de un repollo y hoy contamos en muchas ciudades con generación y acceso a energía limpia, trasporte eléctrico en reemplazo del tradicional y, como puede apreciarse en nuestra ciudad, el cuidado y preservación de sumideros de carbono como las turberas.
En otro orden de cosas y pensando exclusivamente en la resiliencia de la ciudades frente al fenómeno de cambio climático global, podríamos pensar en el desarrollo de redes de agua y cloaca, pues disminuye drásticamente la posibilidad de daño ambiental, superando el estadio de subsistencia comunitaria hacia esquemas de desarrollo sustentable. La implementación de espacios verdes cuyos servicios ecosistémicos sean capaces de absorber los efectos de los eventos de gran magnitud, es otra de las aristas que no admite subestimaciones en la materia.
Ushuaia: claridad política frente al cambio climático
Una de las cualidades que posee Ushuaia en relación a su tránsito hacia la sustentabilidad ambiental es la planificación integral de redes verdes, donde el punto focal se encuentra definido por los espacios verdes públicos que cosen la trama urbana. Una ligera revista sobre datos cuantitativos, demuestran los avances en materia de espacios verdes, plazas y boulevares.
En el periodo 2015 al 2020 Ushuaia aumentó de 247 espacios verdes a más de 270. Este dato es clave a la hora de ponderar la ciudad sobre su capacidad de adaptación frente a eventos extremos, pues incrementa considerablemente la capacidad de Ushuaia de poder recepcionar en forma efectiva situaciones que generan alto grado de impacto ambiental, el que suele afectar sin excepción a aquellos sectores sociales más vulnerables no sólo a nivel socioeconómico, sino también en lo que hace a las posibilidades de acceso a la vivienda digna.
Párrafo aparte merece la mención de cualquier avance de políticas públicas destinadas al desarrollo y materialización de redes de agua y cloaca en barrios como Escondido, Obrero, y demás sectores agrupados bajo la denominación de “barrios altos”.
El Centro Ambiental Región Tierra del Fuego
Por último, quisiéramos mencionar un proyecto directamente vinculado a la adaptación y mitigación frente al cambio climático, pues sabemos que la producción y tratamiento de residuos sólidos urbanos representan una de las fuentes más importantes de generación de gases de efecto invernadero a nivel global y regional. Se trata del flamante “Centro Ambiental Región Tierra del Fuego”, una propuesta hasta ahora única en el país que plantea el tratamiento del 100% de los residuos recuperables, devolviéndolos como materia prima al circuito circular de los mismos.
Demás está decir que el proyecto anunciado acarreará gran impacto social y ambiental a nivel local y regional. El mismo prevé el relleno sanitario exclusivo para remanentes, una estación de transferencia y planta de separación residuos en Ushuaia, la planta de separación de residuos para Tolhuin, y un centro de transferencia y planta de separación de residuos en la ciudad de Río Grande.
Se trata de una apuesta regional para poner la problemática del Cambio Climático Global en un primerísimo orden, confirmando una vez más a Ushuaia como epicentro de las políticas ambientales del futuro y a la región como un polo de conciencia resiliente que en el mediano plazo, otorgará beneficios socioambientales para todos.
Diario Prensa
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y toda Tierra del Fuego.