Por Rosana Bertone
Este 2 de abril nos convoca especialmente a los fueguinos para honrar a nuestros veteranos, evocando la memoria de los caídos en el conflicto armado de 1982, quienes entregaron su vida por defender nuestra soberanía.
En este cuadragésimo aniversario, quiero rendir un profundo homenaje a los 649 compatriotas que yacen en las aguas australes y que permanecen desde entonces grabados en la memoria de un pueblo que no los olvida. Quienes pudieron regresar, y han transitado una vida abrazada a Malvinas, representan nuestro mayor testimonio de entrega y amor a la patria.
Honrar a nuestros héroes y heroínas es también fortalecer nuestra identidad. Es volver a lo más genuino de nuestra conformación como nación. Es definir la posibilidad de una construcción colectiva a partir del encuentro con los principales desafíos que nos formuló nuestra historia exigiéndonos un ejercicio de memoria colectiva. Es también la expresión cabal de un reclamo histórico, justo e irrenunciable, que está latente desde 1833, cuando una ocupación ilegítima y arbitraria del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, afectó la integridad territorial nacional, hecho incesantemente denunciado por la República Argentina.
Somos la única provincia bicontinental de nuestro país, somos tierra de soberanía. Somos el Atlántico Sur y sus recursos, con la pesca, el petróleo y el gas. Somos el paisaje malvinero de la Isla Grande de Tierra del Fuego y la postal fueguina de las islas Gran Malvina y Soledad.
A 10 años de la Declaración de Ushuaia y haciendo honor a la tradición diplomática argentina, seguiremos defendiendo nuestra soberanía con sólidos argumentos, históricos, geográficos y jurídicos, con la plena certeza de los derechos soberanos de nuestro país, por el sendero que nos marca la Resolución 2065 de las Naciones Unidas. Se trata de resolver el problema de fondo: la disputa de soberanía. Nos seguiremos valiendo de la diplomacia como principal herramienta para exigir el pleno ejercicio de la soberanía sobre nuestras islas y los espacios marítimos correspondientes.
A los veteranos y veteranas quiero darles las gracias por la generosidad con la que nos transmiten sus vivencias. En ellas se nutre la nueva generación de fueguinos y constituye un faro de nuestra ciudadanía. Gracias por malvinizarnos, sobre todo cuando la sociedad y la agenda gubernamental demoraba en asimilar aquellos 74 días.
Por nuestra parte, como sociedad, nos queda la tarea de honrar su memoria, su legado y su lucha. Porque las Malvinas son argentinas y fueguinas.
Diario Prensa
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