Pesar por la partida de un hijo dilecto de Ushuaia.
El reloj y el calendario no paran y en su avance se llevan a quienes fueron testigos de un tiempo, de una época por momentos añorada, de los colores del bosque virgen y de los olores de las frutillas silvestres y de las comidas típicas. El lunes último, Ushuaia perdió a uno de esos testigos: Carlos Ojeda, más conocido con el apodo singular de “Guacho”. A sus 89 años dejó el mundo terrenal para pasar a estar vivo en el recuerdo, impreso en las memorias con su cálido trato y su predisposición a contar anécdotas de la pequeña aldea que era la capital del Territorio Nacional de Tierra del Fuego cuando él la vio por primera vez.
El querido “Guacho” era un asiduo lector de Diario Prensa Libre, cuyos ejemplares recibía a diario en su casa de la calle Antonio Romero, siempre interesado en saber qué ocurría en su ciudad y sus vecinos, del mismo modo que lo hacía antes de jubilarse, cuando trabajaba en Canal 11 y el icono distintivo de la emisora era un pinguinito sonriente.
Rodeado del amor de su esposa y de sus hijas, nietos, bisnietos, demás familiares y amigos, Carlos cerró sus ojos para siempre y se fue en paz, quedando su sonrisa grabada en el corazón de todos los que tuvimos la dicha de conocerlo.
Sandra Mayor y personal de Diario Prensa Libre
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