A los jóvenes les digo: no crean todo lo que les dicen. Es más, no me crean a mí tampoco. Les sugiero que lean, investiguen, escarben en la historia argentina. No tienen que ir muy lejos. Averigüen, por ejemplo, qué pasó con un tal Martínez de Hoz o con un tal Domingo Cavallo. Observen cómo terminó el país con esos “innovadores vendedores de recetas mágicas”. Las medidas económicas del ministro José Alfredo Martínez de Hoz, durante la dictadura militar se caracterizaron por la libertad de precios, la libertad de importaciones y exportaciones, la libertad de tasas de interés, es decir, total libertad de mercado. A la par de bajar gradualmente los impuestos y eliminar las retenciones, aumentó la pobreza, la desocupación, cerraron las fábricas y miles de pymes. La deuda externa aumentó casi un 360 %. En cuanto a las medidas tomadas por Domingo Cavallo con su plan de convertibilidad, que en sus comienzos logró frenar la inflación atando nuestra moneda al dólar, el remate de empresas públicas, la total libertad de importaciones, entre otras medidas, motivó el cierre de fábricas, un terrible aumento de la desocupación y de la pobreza. La deuda externa durante ese periodo aumentó de 45 mil millones de dólares a 145 mil millones de dólares.
Es cierto que no estamos bien, es cierto que se han hecho mal muchas cosas, que todos sufrimos una galopante inflación, de la que mucho podría hablar tanto como de la inoperancia del gobierno y los formadores de precios, pero ello de ninguna manera implica destruir siglos de conquistas sociales, de fortalecimiento de derechos, de defensa de las oportunidades. No es verdad que trabajando de sol a sol se consigue todo, hay millones que lo han hecho y lo hacen y sin embargo siguen tan pobres como al comienzo. Mientras otros que nacieron nadando en la fortuna te vienen a dar clases de méritos y de esfuerzos…
No me creas, pero leé, investigá, no todas las respuestas están en la televisión, en los diarios, ni en las radios. No es verdad que todo está mal en el Estado, ni que todo está bien en el sector privado. Los países con mejor estándar de vida son aquellos que han logrado el equilibrio entre lo público y lo privado. Si dijera que hay países que regulan los mercados con una fuerte intervención estatal, seguramente pensarán en el comunismo, pero muchos han logrado una próspera economía, con muy bajos niveles de desempleo, corrupción y desigualdad. Noruega, por ejemplo, tiene el control estatal de la energía y el petróleo; en este último de los casos con una gran exportación sólo superada por Arabia y Rusia. La educación en esa nación es totalmente controlada por el Estado y es totalmente gratuita. El gobierno controla más del 31 % de las empresas que cotizan en bolsa. En cuanto a otros servicios, la radio, internet y los trenes son estatales, incluso la televisión abierta es exclusivamente pública. En Dinamarca, por mencionar otro caso, existe una amplia e incuestionable garantía de la redistribución y la inclusión social. Todos los ciudadanos disponen de los mismos beneficios cualquiera sea su lugar en la sociedad. Y debo recordarles que no es un país comunista. En Dinamarca es incuestionable la asistencia pública, existen subsidios del Estado para todos los que estudien, servicio de salud de primera calidad totalmente gratuitos, hay pensiones por vejez, subsidios de viviendas para quienes no ganan suficiente, etc. Todos estos beneficios y muchos más están sostenidos con los impuestos, que son elevados pero que todos están dispuestos a pagarlos. Finlandia se destaca también con un modelo similar, con salud y educación totalmente gratuitas para toda la ciudadanía e inclusive comedores para estudiantes y hasta guarderías gratuitas. Todos los libros para quienes no pueden pagarlos son subsidiados por el Estado. Estas medidas han transformado a Finlandia en un modelo educativo a nivel mundial.
Hoy en Argentina, en tanto, nos están poniendo de ejemplo al modelo de EEUU ¡que tiene 43 millones de pobres!. Tenemos que escuchar que la intervención del Estado es un pecado imperdonable solamente propio del comunismo y que la libertad consiste en que nadie pague impuestos, excluyendo de ello aún a aquellos que podrían pagarlos sin que se erosionen sus enormes fortunas.
¿Cómo es posible que te hagan creer que de un lado todos son malos y del otro todos son buenos?
Si te convencen que la solución es tirar abajo los ministerios de salud, de ciencia y tecnología, de trabajo, de educación, de obras públicas, de ambiente, de turismo y deportes, etc., es posible que te estén convenciendo de ir en contra de tus propios intereses, de tus futuras necesidades, de tu futuro. Pensá si hubieses podido curarte sin la salud pública, si hubieses podido estudiar y recibirte sin la ayuda del Estado. Pensá en tus abuelos, que pueden quedarse sin una pensión. Es posible que cuando te hablen de «libertad» no se refieran a la tuya, sino a la de los de siempre.
Estás en todo tu derecho de no creerme, pero otorgate el beneficio de la duda…
Diario Prensa
Noticias de: Ushuaia – Tolhuin – Río grande
y toda Tierra del Fuego.