Ante la mirada de la madre del asesinado Victor “Willy” Perpetto, presente en la sala de juicio.
Ante el Tribunal, el folclorista de 65 años de edad, se enredó en una confusa declaración y solo resaltó que cuando las víctimas estuvieron en su vivienda, él tuvo presión alta, le sangró la naríz y se quedó dormido. “Cuando me desperté ya se habían ido todos” – expresó.
Durante la primera jornada de juicio por el homicidio de Víctor Ezequiel “Willy” Perpetto y de Nahuel Luciano Oscar Roth, ocurrido el 8 de octubre del año pasado, accedió a prestar declaración ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal, el folclorista riograndense Alejandro Badilla, de 65 años de edad. Contrariamente a lo que se esperaba, el hombre dio explicaciones inconsistentes, pidió retractarse de algunas declaraciones hechas en la etapa de instrucción y terminó volviendo a su silla, sin aportar más que una instancia de confusión al juicio.
El juez Juan José Varela, procedió a leerle sus propias declaraciones radicadas ante el juez de instrucción, Daniel Césari Hernández, ante lo cual Badilla comenzó a explicarle que “en realidad no me acuerdo bien, pero cuando pasó todo yo tenía la presión alta y me estaba sangrando la nariz. Mi hijo Gastón – otro de los principales imputados – me dijo que me fuera a acostar y así lo hice. Como sobre la cama tenía un rollo de papel higiénico me hice un tapón y me lo puse en la fosa nasal derecha, que es la que me sangra siempre y después me dormí. Cuando me desperté ya no había nadie en la casa”.
Durante la instrucción Alejandro Badilla había admitido que Victor Perpetto y Nahuel Roth estuvieron en su casa de la calle 20 de Junio la noche anterior a que fueran encontrados muertos en un basural del parque industrial. Dijo que estaban muy violentos y – supuestamente – exigiendo que les entregaran drogas.
Luego de presentarse espontáneamente el lunes 17 de octubre del año pasado ante la Justicia, el propietario de la vivienda en donde habrían sido ultimados a balazos Perpetto y Roth, contó que los dos hombres se habían presentado en su precaria casilla de madera emplazada en la calle 20 de Junio 736, en donde se encontraba él, su hijo Gastón y Diego Moral.
Por aquel entonces y con la representación legal del abogado Mariano Sardi, Badilla padre le habría dicho al juez Césari Hernández que Perpetto y Roth entraron al domicilio exhibiendo armas de fuego, apuntándole a la cabeza a Moral mientras exigían que se les entregaran estupefacientes, sin precisar mayores detalles al respecto.
El sexagenario dijo que se produjo una pelea en la que resultó muerto Perpetto debido a un disparo accidental, sin precisar del arma de quién se escapó la bala. También agregó que decidió irse a su dormitorio porque se sentía descompensado en su salud y que al regresar al comedor todos se habían ido, ignorando cómo había terminado la situación.
También agregó que las horas anteriores estuvo en su casa porque había estado jugando al truco con amigos.
No pasó desapercibido el interés de Alejandro Badilla en desvincular en todo momento de responsabilidad a su hijo Gastón, especulándose en ámbitos tribunalicios que en realidad el folclorista intenta asumir la mayor carga en el caso debido a su edad, dado que la ley argentina estipula que a partir de los 70 años los detenidos pueden purgar su pena en domicilio.
Badilla padre volvió a su butaca, munido de un chaleco antibalas, mientras era observado atentamente por la madre del fallecido Victor Perpetto. Gentilmente el Tribunal la invitó a retirarse si el momento le resultaba muy angustiante, sugerencia la que la que la mujer se rehusó.
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