Se conocieron los resultados de la alcoholemia del conductor y un testigo clave en la causa declaró ayer.
Pablo Sanfelippo, de 30 años de edad, transitaba a bordo de su moto cuando fue embestido por un rodado que se desplazaba a gran velocidad y a cuyo volante se encontraba con 2,70 gramos de alcohol en sangre, Alberto Thomas Lamas, de 24 años de edad.
Alberto Thomas Lamas continuará privado de la libertad, situación en la que se encuentra desde el día 31 de marzo último, cuando con su automóvil mató a un motociclista. Esto es así porque se conoció el resultado de la alcoholemia a la que fue sometido en el Hospital Regional Ushuaia y porque el día lunes último prestó declaración un testigo clave en la investigación.
Como ya fuera informado, Pablo Manuel Sanfelippo, oriundo de la ciudad de Ushuaia, de 30 años de edad y padre de una niña pequeña, circulaba a las 7 de la mañana del último día del mes de marzo por la esquina de las calles Eva Perón y Facundo Quiroga, en el barrio San Vicente de Paul, a bordo de una moto Honda, cuando fue fatalmente embestido por un automóvil utilitario Renault Kangoo, de color blanco, al mando de Lamas, de 24 años de edad.
Al hacerse presente personal policial de la comisaría tercera minutos después del siniestro, constató que Lamas momentos antes había protagonizado otro siniestro vial en las cercanías, en la intersección de las calles Perito Moreno y 17 de Octubre, en el Parque Industrial, en donde había colisionado a un taxi y emprendido una veloz fuga.
Con el correr de las horas el cuerpo médico forense emitió un certificado en donde informó al juez interino Sergio Alberto Pepe, a cargo del Juzgado de Instrucción Nro. 1 del Distrito Judicial Sur, que como conclusión de la autopsia practicada se determinó que el deceso de Sanfelippo se debió a una fractura cervical.
El abogado querellante Jorge Hernández se encuentra impulsando una causa por el delito de homicidio con dolo eventual contra Lamas, una figura penal gravísima en la que si bien se considera que el imputado no buscó expresamente matar a la persona, la temeridad de los actos ejecutados (conducir a exceso de velocidad y alcoholizado) le permiten inferir que puede provocar la muerte de terceros.
Los estudios de laboratorio revelaron que el automovilista tenía 2,70 gramos de alcohol en sangre, mientras que el testigo declaró que transitaba a elevadísima velocidad por el carril opuesto al que le correspondía y por el que circulaba la víctima.