Era hora.
Imbuida de la “perspectiva de género” y en absoluta falta de ecuanimidad, la Justicia fueguina venía sancionando penalmente solo a hombres por la comisión de este tipo de delito y exculpaba a las progenitoras que por acción u omisión habían facilitado que sus hijas niñas o adolescentes, fueran ultrajadas. Este podría ser el primer caso que demuestre por fin un cambio de criterios. También será juzgado un hombre, imputado del abuso.
El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Norte – en Río Grande – dará inicio el viernes 12 de abril a un juicio oral no público para determinar la responsabilidad penal de un hombre y de una mujer, acusados ambos del delito de “abuso sexual simple agravado” en perjuicio de una niña.
Según el requerimiento de elevación a juicio, se trata de reiterados abusos que ejerció el hombre sobre la nena entre los años 2011 y 2017. Con respecto a la madre de la menor, está imputada de haber actuado de manera omisiva ( – o permisiva -) ante una situación de ultraje que se extendió a lo largo de 6 años) y por ende, de no proteger a su hija.
El Tribunal de Juicio estará integrado por los jueces Eduardo López, Juan José Varela y Verónica Marchisio; el Ministerio Público Fiscal será ejercido por el abogado Jorge López Oribe mientras que la defensa del imputado estará a cargo del defensor oficial, el letrado Marcelo Escola.
Para la instancia de testimoniales está prevista la convocatoria a 14 personas.
Un caso reciente
En los primeros días del presente mes la Justicia riograndense condenó a Walter Florencio Arias a la pena de 20 años de prisión, por considerarlo autor de los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal en perjuicio de su hijastra, desde los 11 a los 16 años de edad de la menor. El sujeto gozó de 9 años de impune libertad hasta que por fin fue juzgado y condenado y recién fue detenido al finalizar el juicio.
Cabe destacarse que el perverso sujeto de 53 años de edad, sometió sexualmente a la niña entre los años 2009 al 2014, desde su arribo a Río Grande desde la provincia de Salta, embarazándola cuando la menor ingresó en la pubertad. Enterada su madre, colaboró con el abusador en prácticas abortivas sobre la adolescente, las que resultaron infructuosas y la jovencita dio a luz a un hijo.
Aunque en la instrucción de la causa figura claramente que la madre fue partícipe de esta situación y conocedora de lo ocurrido a lo largo de los 5 años que duró el calvario de la nena, el Juzgado optó solo por condenar al abusador.
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