Bomberos del Cuartel Central de Ushuaia, efectivos policiales de la comisaría 1era, personal del HRU y de la Dirección Municipal de Tránsito, trabajaron en forma conjunta para asistirlo.
Se trata de Alberto Cuenca, de 61 años de edad, quien mientras se encontraba en su casa se descompensó. Enseguida fue trasladado por su hijo hasta el cuartel bomberil de la calle Magallanes en donde se le realizaron prácticas de reanimación cardiopulmonar, resultando todos los esfuerzos infructuosos.
Un patrullero cruzado en la esquina de las calles Magallanes y Monseñor Fagnano, personal de la Dirección Municipal de Tránsito apostado en la intersección de la mencionada avenida con Don Bosco, una ambulancia estacionada de culata y con sus puertas posteriores abiertas en la vereda del salón principal de estacionamiento de autobombas, además de una gran cantidad de personas que iban y venían, daba cuenta, la noche del martes último, que se estaba produciendo una emergencia.
Sobre el suelo del cuartel, inerte, yacía un hombre desnudo y con su cuerpo perpendicular a la línea municipal. Algunos de los que estaban allí estaban más preocupados por colocar una valla visual, una especie de biombo de tela oscura, antes que de cubrirlo piadosamente. Recién varios minutos, después, en los que los presentes parecían aguardar alguna indicación de la Justicia sobre cómo proceder ante la irreversibilidad de la situación, a alguien se le ocurrió tapar la desnudez de quien acababa de partir, como una muestra de respeto, por fin, a la dignidad humana.
Antes, en la parte destacable y luminosa de las personas, el infortunado vecino había sido recibido por los bomberos y sometido a repetidas prácticas de reanimación cardiopulmonar, aunque resultaron infructuosos todos los esfuerzos.
Quien estaba allí, exánime, era el vecino Alberto Luis Cuenca, integrante de una antigua familia de Ushuaia, quien apenas un rato antes había estado haciendo compras de rutina. Al regresar a su casa, sita en la calle Náufragos del Monte Cervantes, le refirió a su esposa, Olga Soro, que le dolía el pecho, por lo que fue inmediatamente trasladado por su hijo Juan Manuel en una camioneta, con la guardia del Hospital Regional Ushuaia como destino. Durante la marcha y ante el agravamiento de los síntomas que manifestaba su padre, el muchacho decidió pedir ayuda en el Cuartel Central de Bomberos, en donde quienes estaban allí en ese momento, le brindaron rápidamente asistencia. Todo indicaba que Cuenca estaba experimentando un infarto, dado que tenía antecedentes de enfermedad cardíaca. Finalmente, a las 22.12, se certificó el deceso.
Cuenca era muy conocido en Ushuaia por su labor comercial, habiendo sido uno de los primeros en instalar un servicio de lavandería bajo la modalidad lave rap, en los 90, entre muchas otras actividades, además de la trascendental de ser padre de tres hijos y abuelo de tres nietos.
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