Aislamiento y soledad

Aislamiento y soledad

 

Reflexiones en cuarentena

 

¿Por qué estar aislado físicamente para muchas personas despierta tanta angustia al punto de convertirse en una sensación intolerable de soledad y a quedar presos del pánico?. ¿Qué diferencia hay entre estar aislado y estar solo? ¿se puede estar solo en compañía de otros? ¿la soledad es algo negativo?

La Real Academia Española define a la soledad como la carencia voluntaria o involuntaria de compañía. Es decir que parten de la carencia de algo para explicar su significado. En este mismo sentido de la carencia, es que se fue constituyendo “la sol

edad” (en verdad lo correcto sería nombrarla como “las soledades”, porque para todos es diferente) como algo negativo, como una falta respecto de otra cosa que sería el estado ideal. Visto así, no importa mucho con quién estemos puesto que el acento está puesto en no estar solos, sino en compañía.

No sabemos muy bien por qué razón al aislamiento le pusieron “social” en lugar de “físico”, pero sí sabemos que esta condición, de estar alejados físicamente de otras personas, en este caso por protección, suele generar sentimientos de angustia y ansiedad cuando queda asimilado a estar solo. El psicoanalista Roberto Consolo señala: “… se vincula a la soledad del hombre con la desprotección y el aislamiento que los sistemas generan, asociados a distintas consideraciones de orden moral” y remarca la tendencia neurótica casi natural de tratar a la soledad como a una desgracia.

Lo cierto es que el temor o la dificultad para estar a solas es algo muy común que llega a terapia y aparece en diversas versiones sintomáticas que los propios pacientes suelen comentar con más o menos consciencia de ello. A veces aparece bajo la fachada de la dependencia a alguien, o el hecho de formar relaciones de pareja, una tras otra, sin un lugar para el duelo, por mencionar solo algunas situaciones.

Asimismo, hay un mandato social que empuja a estar acompañado el mayor tiempo posible y la soledad es vista como un defecto o como algo de lo cual compadecerse. Se escucha comentar que la gente está cada vez más sola, que esto se relaciona con el abuso de las tecnologías y con el individualismo postmoderno. Sin embargo, debemos diferenciar a la soledad que encubre la dificultad para hacer lazos con los otros, de aquella que implica conectarse con uno mismo, o lo que Donald Winnicott (pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés) mencionó como “la capacidad para estar a solas”.

Winnicott decía: “La capacidad para estar solo constituye un fenómeno sumamente complejo al que contribuyen numerosos factores y que está estrechamente relacionado con la madurez emocional. La base de la capacidad para estar solo reside en la experiencia de haberlo estado en presencia de otra persona”. El autor explicó en dicho texto que esa primera experiencia es en la infancia, de estar a solas en presencia de la madre.

El escritor y semiólogo Roland Barthes lo mencionó como: “Estar con quien se ama y pensar en otra cosa”. Y en este punto es que podemos decir que estar a solas no tiene que ver con estar o no físicamente con otros. Y que tampoco es algo negativo, dependerá en todo caso, de como lo viva cada sujeto. Poder estar a solas, implica la autonomía y la libertad de poder decidir con quién estar y no su necesidad.  En los últimos años se popularizó la expresión “tóxico” (dicho de parejas o personas) para dar cuenta de algo de esto, de ese pegoteo con el otro, que se arma ante la imposibilidad de que la ausencia del amado sea vivida como un vacío productivo, como un aire placentero.

Estar a solas, con o sin compañía, implica poder instaurar una distancia saludable al prójimo. Distancia que reconozca al otro y a sí mismo en la diferencia estructural que nos funda como únicos e irrepetibles. Esta es la base para entender que no tenemos por qué pensar o sentir igual que otro, que la complementariedad absoluta no existe y aceptar a nuestro partenaire en su otredad.

Dejar de equiparar aislamiento con soledad nos puede permitir deconstruir lo que entendemos por cada uno de estos conceptos y armar una versión propia que nos haga vivir mejor. “Cortar” con lo que nos contaron de las cosas y “coser” un sentido singular. Lo cierto y real es que poder estar a solas o en soledad es la puerta de entrada al deseo, a la creatividad y al encuentro con un otro en el amor.


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