Corbeta Uruguay al rescate. Primer hito de la armada en la Antártida.
La Antártida Argentina forma parte del patrimonio cultural e identitario de cada ciudadano de nuestro país, desde la infancia misma, cuando en las aulas se trabaja con la silueta cónica de un territorio que se sabe lejano, gélido y propio. En concordancia, forman parte del calendario de conmemoraciones fechas como el 22 de febrero, Día de la Antártida o el 21 de junio, en que se alude al Día de la Confraternidad Antártica. Para ilustrar a nuestros lectores sobre la historia de aquel pedazo de suelo en el que un grupo de civiles y militares a diario ratifican soberanía con su presencia, Diario Prensa Libre invitó al especialista en temas antárticos, docente y militar retirado, Alejandro Bertotto, a compartir sus conocimientos. |
El 8 de octubre de 1903, la corbeta ARA “Uruguay” zarpó del puerto de Buenos Aires, al mando del teniente de Navío Julián Irízar, en misión de rescate en la Antártida de la expedición sueca liderada por el doctor Otto Nordenskjöld y en la que participaba un joven oficial de la Armada Argentina: el alférez José María Sobral.
Los expedicionarios habían arribado al puerto de Buenos Aires buscando ser apoyados por el presidente Julio Argentino Roca quién dispuso proporcionarles carbón para las calderas, agua y las herramientas necesarias para invernar durante un año. El acuerdo incluía que el gobierno argentino incorporara al joven alférez de Marina José María Sobral en su tripulación y como miembro de la expedición científica que invernaría en cercanías de la isla Seymur. A finales de 1901 la expedición sueca, a bordo del buque «Antarctic» y al comando del capitán Charles Larsen, partió hacia los hielos antárticos, un territorio inexplorado a principios del siglo XX. Finalmente el doctor Otto Nordenskjöld estableció su campamento en Cerro Nevado, donde construyó el refugio Suecia.
Larsen zarpó con proa al norte, para regresar al año siguiente a recuperar a la expedición. Pero el Antarctic que debía recogerlos, no pudo llegar a la isla debido al abundante hielo que se había formado, por lo que los expedicionarios de Cerro Nevado tuvieron que pasar otro invierno (el de 1903) en la cabaña. No estuvieron privados de víveres ya que al desembarcar habían sido provistos con abundancia.
Larsen, tras desembarcar en bahía Hope a las tres personas que habrían de llegar caminando sobre el hielo hasta la cabaña, zarpó tratando de encontrar de nuevo un paso libre de hielo más al este de la península antártica, que le permitiese llegar, dando un rodeo, a la isla. Pero acabó siendo cercado por el hielo y se hundió. Los náufragos consiguieron llegar con las barcas a la isla Paulet en la que construyeron una cabaña con piedras, utilizando los botes y el velamen como cubierta.
Nueve meses después, la corbeta argentina Uruguay, enviada a rescatarlos por el gobierno argentino ante la falta de contacto desde 1901, al mando de Julián Irizar, que había salido en busca de los expedicionarios el 8 de octubre de 1903, encontró el mar Weddell libre de hielos, llegó a Cerro Nevado y recogió a los siete hombres que se encontraban en el refugio Suecia. También llegó al refugio navegando en uno de los botes -desde la isla Paulet- el capitán Larsen.
El 2 de diciembre de 1903, la “Uruguay” retornó al puerto Buenos Aires, trayendo de regreso sanos y salvos a los valientes marinos que habían enfrentado las duras condiciones del continente antártico. En la dársena, una flota de barcos civiles y militares se reunió para darles la bienvenida, lo que tuvo una gran repercusión en los medios nacionales e internacionales por la epopéyica campaña antártica de rescate.
Aquél algarabío producido por llegada victoriosa del buque argentino, fue el antecedente inmediato que propició que el presidente Roca decidiera a principios de 1904, hacerse cargo de las instalaciones de la Estación Técnica en Islas Orcadas del Sur, primer base antártica argentina, aún hoy en funcionamiento ininterrumpido.