La Antártida Argentina forma parte del patrimonio cultural e identitario de cada ciudadano de nuestro país, desde la infancia misma, cuando en las aulas se trabaja con la silueta cónica de un territorio que se sabe lejano, gélido y propio. En concordancia, forman parte del calendario de conmemoraciones fechas como el 22 de febrero, Día de la Antártida o el 21 de junio, en que se alude al Día de la Confraternidad Antártica.
Para ilustrar a nuestros lectores sobre la historia de aquel pedazo de suelo en el que un grupo de civiles y militares a diario ratifican soberanía con su presencia, Diario Prensa Libre invitó al especialista en temas antárticos, docente y militar retirado, Alejandro Bertotto, a compartir sus conocimientos.
Primera casa habitación de la Base Argentina San Martín. Corría el mes de marzo de 1951.
La Primera Expedición Científica Argentina a la Antártida Continental fue el punta pie inicial de la gran obra del Ejército Argentino en la exploración, colonización y permanencia argentina en la profundidad del continente blanco. Aquella aventura polar conducida por el prohombre antártico Hernán Pujato, por entonces con el grado de coronel, fue llevada a cabo por un puñado de hombres valientes de voluntad que lucharon por nuestra soberanía debajo del círculo polar desde 1951. Sin embargo debemos destacar especialmente en esta epopeya la participación de la empresa privada de los hermanos Pérez Compac, que facilitó a la expedición el transporte marítimo de la gesta a bordo del carguero patagónico «Santa Micaela». Su capitán fue el legendario marino mercante – capitán de Ultramar – Santiago Farrel, quién con coraje y destreza supo llevar a nuestros pioneros a la inhóspita y peligrosa Bahía Margarita, más allá del círculo polar antártico, para fundar la que se constituyera en la primer base continental polar argentina y por aquellos días, la más austral del mundo. Así ese pequeño grupo de patriotas inauguró el 21 de marzo de ese año, la Base San Martín, la «Primogénita de Pujato», sobre el islote Barry, del grupo Debenham, a orillas del Mar de Bellingshausen, sobre la costa oeste de la Península Antártica (Tierra de San Martín). La preclara idea del «Gran Explorador», adelantaba de esta manera a la República Argentina lo que diez años más tarde establecería internacionalmente el Tratado Antártico como objetivos de la actividad antártica mundial: La investigación Científica y la Cooperación Internacional.
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