TAL COMO LA NOCHE DEL SABADO SE LO HABIA ANUNCIADO A SUS SERES QUERIDOS, LA MEDICA DE FAMILIA DE NACIONALIDAD UCRANIANA, SE AUTOELIMINO EN EL ARROYO GRANDE.
Después de dos días de intensa búsqueda en el fondo del Arroyo Grande y del bosque próximo a sus márgenes, buzos expertos de la División Servicios Especiales de la Policía provincial y bomberos de los tres cuarteles locales, lograron dar con el cadáver de la médica del Hospital Regional Ushuaia, Iryna Soroka, de nacionalidad ucraniana y de 30 años de edad.
La profesional debió efectuar una guardia en el nosocomio a partir de las 20 del día sábado último, pero le pidió a un colega que la cubriera. A partir de ese momento envió varios mensajes de despedida a través de su teléfono celular y luego no se supo nada más de ella.
Fue su esposo, Matías Shulick, quien dio aviso de su desaparición a través de las redes sociales y radicó una denuncia de paradero en dependencias policiales.
Después de largas y extenuantes horas de búsqueda, con equipos especiales para ese tipo de tareas y con la dificultad del terreno helado y las bajas temperaturas propias de la época, ayer por la mañana un gancho de acero utilizado en los pozones de hasta ocho metros de profundidad, trajo a la superficie el cuerpo de la mujer. De esta manera se confirmaba la presunción temida: Iryna cumplió con lo anunciado a sus seres queridos, la noche del 25 de agosto.
Aunque una cámara de seguridad la mostraba encaminándose hacia el puente amarillo que cruza el Arroyo Grande y había sido encontrado en sus orillas el teléfono celular, la campera y la mochila de la médica, se seguía alentando la esperanza de que la doctora de familia pudiera haber desistido de su intención de autoeliminarse y buscado contención en la casa de alguna amistad.
Cuando el gancho hizo emerger una zapatilla calzada en el pie de la joven, se desvanecieron todas las esperanzas. Sin perder tiempo, el equipo de buzos expertos volvió a introducirse en el agua para evitar que las fuertes correntadas arrancara el cuerpo de las lingas. Al cabo de varios minutos, pudieron conducirlo hasta la orilla en donde aguardaba la morguera, que lo trasladaría al sector de autopsias del mismo lugar en el que hasta hace algunos días atrás Iryna trabajaba.
Realizado el examen post mortem de rigor, se constató que el deceso de la profesional se produjo por asfixia por inmersión, descartándose la intervención de terceras personas o actos de criminalidad que la hayan victimizado.
Sus restos mortales permanecerán en una cámara de frío del nosocomio hasta que se efectúen las tramitaciones necesarias para que sean trasladados al lugar de residencia de sus familiares.
Con profundo dolor sus amistades confirmaron que Iryna atravesaba por la profunda depresión que le causó el diagnóstico de un tipo muy agresivo de cáncer de piel.
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