LOS HECHOS SE REMONTAN AL AÑO 2008, CUANDO SEIS INTERNOS HABRIAN SIDO GOLPEADOS CON LA TONFA REGLAMENTARIA, PATEADOS Y MOJADOS CON AGUA FRIA, EN EL LAVADERO DE LA UNIDAD DE DETENCION NRO 1 DE LA CIUDAD DE RIO GRANDE.
Está acusado de dar vía libre a las torturas, el ex Jefe de la Unidad Penitenciaria, Ricardo Héctor Rivero; y de cometer los vejámenes, los agentes penitenciarios José Alberto Franco, Alberto González y Rubén Adrián Fernández.
El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Norte – integrado por los jueces Daniel Mario Césari Hernández, Horacio Boccardo y Anibal López Tilli – comenzará a juzgar mañana, en la sede del ex campamento de YPF, la conducta del ex jefe de la Unidad Penitenciaria Nro 1 de la ciudad de Río Grande, Ricardo Héctor Rivero y a tres de sus subordinados, José Alberto Franco, Alberto González y Rubén Adrián Fernández, todos acusados de torturar a seis personas privadas de su libertad.
Los agentes penitenciarios están acusados de haber sometido a torturas a los internos Walter Quiroz, Walter Carballo, Alberto Emiliano Seco, René López, Cesar Maximiliano Escobar y Luis Miguel López Villarroel; y el ex jefe Rivero por “dejar hacer” a sabiendas de lo que estaba ocurriendo.
Los hechos analizados se remontan al 22 de diciembre de 2008 en el horario de 9 a las 12.55, cuando – según coincidieron en señalar las presuntas víctimas – fueron conducidas al lavadero del edificio y obligados a acostarse en el piso.
“A partir de ese momento – dijo el fiscal Guillermo Quadrini – comenzó una serie de conductas aberrantes y aflictivas”.
Consta en el expediente, al que pudo acceder Diario Prensa, que las mismas consistieron en “golpear con la tonfa reglamentaria (- una especie de bastón de goma – ) la zona del hígado y de las costillas de los internos cuando estaban boca arriba; caminar permanentemente alrededor de ellos blandiendo la tonfa y golpéandolos en la espalda, cuando los obligaban a estar boca abajo; aplicarles patadas, refregarles y hacer presión con la suela de los borceguíes, el rostro; golpearles las plantas de los pies; arrojarles agua fría y sopapearlos permanentemente, entre otros tormentos físicos.
En lo que respecta a la tortura psicológica, los detenidos dijeron que sus victimarios golpeaban fuerte y constantemente el lavarropas y el secarropas instalados en el lavadero y prendían el último, presumiblemente para amenazarlos con introducirles las manos en el tambor de centrifugado.
Varios de los declarantes manifestaron ante el juez que preferían ser golpeados antes que seguir siendo torturados psicológicamente, por el intenso terror que les provocaban los ruidos, gritos y amenazas.
El Ministerio Público Fiscal estará ejercido por el Fiscal Mayor, Guillermo Quadrini; y las defensas, por los abogados Aníbal Acosta en el caso de Ricardo Héctor Rivero, Gustavo Ariznabarreta en el de José Alberto Franco, Francisco Ibarra Rodríguez en el de Rubén Adrián Fernández y Félix Santamaría en el de Cesar Alberto González.
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