Una muestra más de la ineficacia del sistema carcelario fueguino.
Sergio Monje, condenado por el brutal ataque a un colectivero hace 10 años atrás, fue detenido el miércoles último por robarle el teléfono celular a un joven con capacidades diferentes, junto a otros delincuentes.
El miércoles 5 de marzo, personal de la Comisaría Primera de Río Grande detuvo a tres hombres luego de haber sido advertidos de un robo cometido en la Plaza Almirante Brown. El denunciante, un joven de 23 años de edad con discapacidad, dijo a los uniformados haber sido abordado por tres sujetos mientras caminaba por la intersección de las calles Elcano y Laserre, quienes le sustrajeron su teléfono celular y se dieron a la fuga.
Con las características proporcionadas por la víctima, la Policía logró dar con los sospechosos en la esquina de las calles Rivadavia y Perito Moreno. Allí fueron aprehendidos Sergio Alejandro Monje, de 30 años de edad; Guillermo David Hidalgo, de 43 años y Adolfo Martín Javier Guzzardo, de 35.
La investigación permitió la recuperación del teléfono sustraído, y se dio intervención al Juzgado de Instrucción N° 2 del Distrito Judicial Norte, desde donde se ordenó la detención de los tres malvivientes.
Sergio Monje, uno de los detenidos, posee un grave historial delictivo. En 2015 fue condenado por el Tribunal de Juicio Oral por un violento asalto en el que participó junto a otro individuo. Durante ese asalto, que tuvo lugar en octubre de 2015, los delincuentes atacaron al colectivero Luis Aníbal Ávalos, a quien le asestaron cinco puñaladas para arrebatarle la recaudación. En consecuencia, los jueces Daniel Borrone, Juan José Varela y Pablo Martín Bramatti lo condenaron a 6 años de prisión por el delito de robo agravado por el uso de armas y las lesiones causadas. La condena fue unificada con una pena anterior, lo que resultó en una sentencia de 7 años de prisión.
En su fallo del Tribunal recomendó al Servicio Penitenciario intensificar el tratamiento de adicciones de Monje y su cómplice, y envió un oficio a la Secretaría de Derechos Humanos para brindar asistencia a la víctima, el colectivero Ávalos, quien estuvo largo tiempo bajo tratamiento médico debido al trauma físico y psicológico sufrido.
Cabe destacarse que en aquel momento, una vez finalizado el juicio en el que Monje fue condenado a 7 años de cárcel, Olga, su madre, expresó su satisfacción por la pena aplicada y manifestó la esperanza de que su hijo aprovechara la oportunidad de rehabilitarse en prisión. Sin embargo, diez años después, Monje volvió a cometer un delito, esta vez perjudicando a un joven con capacidades diferentes.
La mujer puso en palabras la desesperante situación de muchos padres que no encuentran ayuda ante las severas adicciones que muchos jóvenes y sus familias padecen en Tierra del Fuego: “Ojalá que en la cárcel le puedan brindar a Sergio el tratamiento necesario y que lo traten sin pastillas ni medicamentos.
Que lo ayuden a dejar las drogas que tiene que dejar porque nosotros pedimos ayuda por mucho tiempo y se llegó a esto lamentablemente. Ojalá pueda él aprovechar una segunda oportunidad”. A 10 años de sus palabras, Monje está otra vez preso por victimizar a un joven indefenso.