Se trata de un caso detectado en Francia, donde el bebé presentó una síntoma de coronavirus Covid-19 solo detectado hasta ahora en adultos
Un hospital de París, Francia, identificó el caso de una joven que ingresó en la semana 35 de gestación y, luego de practicarle una cesárea, les tomaron muestras a ella y al bebé: los dos dieron positivo de coronavirus Covid-19.
El análisis descubrió la presencia del patógeno en la placenta de la mamá, que pudo ser el vehículo mediante el cual el coronavirus Covid-19 contagió al pequeño. Además observaron que el bebé mostraba anomalías en el cerebro, con una inflamación detectable, explicó Miguel Ángel Criado en El País.
Desde comenzó la pandemia de coronavirus Covid-19, se multiplicaron los estudios de casos de embarazadas infectadas por coronavirus. Primero en China y luego en Europa, la transmisión intrauterina del virus había sido descartada. Pero algunos estudios habían hallado el rastro del patógeno en recién nacidos. Sin embargo, no podía descartarse que el contagio hubiera tenido lugar durante el parto, por el contacto con los fluidos de la madre, o incluso luego.
Pero el caso que publican en Nature Communications un grupo de obstetras del hospital Antoine Béclère de Francia es distinto porque por primera vez aparecen todos los elementos de una madre infectada, placenta infectada e hijo infectado con coronavirus Covid-19.
El ingreso de la joven de 23 años ocurrió en marzo pero su caso se hizo público ahora. Presentaba los síntomas típicos, como fiebre alta, tos incontenible y abundante expectoración. A los tres días le hicieron una cesárea, como se recomienda en situaciones de infección vírica para reducir el riesgo de contagio durante el parto. Las pruebas PCR detectaron la presencia del coronavirus Covid-19 en la sangre del niño. Los médicos observaron que la carga viral era más alta en la placenta que en el líquido amniótico o la sangre de madre e hijo.
“Hemos demostrado que la transmisión de la madre al feto es posible a través de la placenta en las últimas semanas de embarazo”, declaró a AFP el doctor Daniele De Luca, del hospital de Francia en la que atendieron el caso. “Había que analizar la sangre materna, el líquido amniótico, la sangre del recién nacido, la placenta, etc. Reunir todas estas muestras durante una epidemia con emergencias en todas las direcciones no fue fácil. Por eso se sospechaba, pero faltaba demostrarlo”, explicó.
Lo que más inquietó a los médicos fue que, a los tres días de nacer, el bebé empezó a mostrarse muy irritado, sin ganas de comer, con una excesiva hipertonía axial (aumento del tono muscular en las extremidades) y una rigidez en la postura corporal llamada opistótonos. Entonces una resonancia magnética del cerebro detectó anomalías provocadas por una inflamación en determinadas áreas. Algo así solo se había comprobado en enfermos de coronavirus adultos. En los tres días siguientes, la inflamación bajó y con ella los síntomas. En las sucesivas revisiones, la última a los dos meses, ya no había rastro salvo una pequeña variación en la sustancia blanca del cerebro, la mielina.
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