FRANCISCO IBARRA, ABOGADO DEL INTENDENTE DE RIO GRANDE DESMINTIO A SU COLEGA, FRANCISCO GIMENEZ, QUIEN HABIA DENUNCIADO HOSTIGAMIENTO POR PARTE DE LA JUSTICIA HACIA SU CLIENTE DAMIÁN RIVAS EN LA MARATONICA AUDIENCIA DE SEIS HORAS DEL MARTES ULTIMO.
Aunque el letrado coincidió con su colega en que la audiencia se extendió por seis horas, que al denunciante se lo hizo entrar y salir varias veces de la oficina y que la ambulancia debió acudir para asistirlo, negó de plano que se haya ejercido presión alguna sobre el declarante. Ibarra calificó al evento de “bochornoso” pero no por las razones invocadas por Giménez sino porque “no pude hacer ni una sola pregunta”.
El abogado Francisco Ibarra, defensor del intendente Gustavo Melella, calificó de “bochornosa” la audiencia celebrada el martes último en el despacho del juez de instrucción Nro 2 del Distrito Judicial Norte, Raúl Sahade, dado que no pudo formular “ni una sola pregunta, ante la oposición permanente de la querella”, ejercida por el letrado Francisco Giménez.
En diálogo con el periodista Alfredo Valdez, Ibarra negó de plano “aprietes y hostigamiento” hacia el denunciante Damián Rivas, como había manifestado en Diario Prensa el abogado Francisco Giménez.
“Esto es falso, es mentira, no ocurrió así sino que fue todo lo contrario. El señor Rivas no declaró en ningún momento, porque de las seis horas de la audiencia declaró 20 minutos en términos reales. El resto del tiempo estuvo en una sala contigua a la espera de que se pudieran resolver todas las oposiciones que realizaba la querella”, consignó.
No obstante sostener que no había podido hacer “ni una sola pregunta”, Ibarra admitió que “solo pude preguntarle al señor Rivas cómo había conocido a Gustavo Melella. Ante esa pregunta se dio la primera oposición y así seguimos hasta las cinco y media de la tarde. Rivas no pudo declarar ni una sola palabra y estuvo en una habitación contigua. El pobre hombre – (por Rivas) – iba de una oficina a la otra, porque cada vez que se hacía una oposición tenía que salir del cuarto y esperar a que se resuelva. Cuando volvía, se presentaba un recurso de apelación y volvía a la otra oficina. Las siete oposiciones fueron rechazadas por improcedentes y la misma fiscalía se oponía a las peticiones que realizaba la querella. En un momento el fiscal dijo que se tenía que retirar por una cuestión personal, y la audiencia terminó porque nosotros lo solicitamos”, negando que haya sido porque el declarante se había descompensado.
Al respecto Ibarra minimizó el trastorno de salud del declarante, incidente que explicó así: “El testigo dijo que estaba desde las 11 de la mañana, que no había comido y que se sentía un poco mareado. El juez entonces pidió la ambulancia para controlar su estado, y estaba en situación normal, por lo tanto se retiró la ambulancia y ya no se podía seguir con la declaración. El testigo se sentía cansado al igual que todos estábamos cansados”, relató.
En referencia a las amenazas con someterlo a una demanda por falso testimonio por parte del juez Sahade y la situación que Giménez calificó de “horrorosa” para su cliente, Ibarra consideró que en realidad “no hubo ningún hostigamiento de ninguna clase. El hombre estaba cansado de ir de una oficina a la otra y no llegó a contestar la primera pregunta formulada por la parte, que era cuándo conoció al señor intendente, ante la oposición formulada por la querella. El abogado de la empresa acusada ni siquiera pudo formular una pregunta. Es decir que no pudimos comenzar con el interrogatorio. Rivas jamás fue hostigado, lo que sí estuvo paseándose de una oficina a otra, hasta que se resolvieron las oposiciones”.
Consultado acerca de la inconveniencia de que las presuntas víctimas de abusos sexuales sean citadas una y otra vez para recrear los momentos vividos, con la revictimización que ello podría implicar, Ibarra fue terminante: “La audiencia del martes quedó suspendida hasta otra oportunidad y esto significa que el señor Rivas tendrá que volver a ser citado – (por cuarta vez) – porque no empezamos con la declaración. Lo que sucedió fue un circo, porque no se pudo llevar adelante ninguna clase de interrogatorio. Yo soy querellante en una causa en la que una niña de 13 años se presentó ante el Tribunal y declaró en dos oportunidades, ¡no me van a decir que una persona de casi 70 años no puede formular una nueva declaración para que las partes podamos escuchar de qué se trata!. Esa declaración es tan importante que puede llegar a ser hasta la única prueba que exista en esta clase de juicios”.
Finalmente, Francisco Ibarra sorprendió con un vaticinio: “No creo que vaya a haber nuevas citaciones hasta después de las elecciones porque esto tiene un claro tinte político en donde lo único que interesa es cómo todo esto perjudica a una persona que se presenta a un cargo electivo. Hasta que no termine el proceso electoral va a seguir este circo mediático. Lo que pasó en la audiencia del martes fue un bochorno. Haber estado seis horas sin poder llevarnos una sola conclusión es una vergüenza y una lástima para el proceso. Lo que hizo la parte querellante ( – por Giménez ) fue realmente un entorpecimiento y así lo hice saber en la misma audiencia”.
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