Convención Constituyente Municipal
En contraste con lo que ocurrió con la Carta Magna Municipal del año 2002, en donde primó entre los convencionales constituyentes un clima de entendimiento y una común voluntad de lograr consensos, la del 2022 se distingue por los ánimos recalentados por viejas disputas políticas, con velados y flagrantes pases de facturas y con los egos exacerbados hasta límites inimaginables. La consigna común – se huele en el ambiente – es lograr que el actual intendente pierda toda chance de seguir en la carrera política.
La mítica película “Misery”, o “Miseria” en buen español, representó acabadamente una de las escenas más espeluznantes que cualquiera que haya visto el film de los `90, se estremecerá con solo recordar las imágenes. En ella, la actriz principal no trepidó en quebrarle las piernas a su compañero de reparto, en pos de conseguir lo que deseaba para sí misma.
32 años más tarde, en Ushuaia, la metodología parece vigente en la mesa de la Convención Municipal Constituyente, en donde el análisis de cada uno de los artículos de la normativa madre por la que la Ciudad deberá regirse en las próximas décadas pasó a tener una intención puntual. Esto se está viendo particularmente en las últimas semanas y con el ingreso al período de tratamiento de cuestiones escabrosas como la posibilidad de reelección de la figura del intendente por más de un período, la creación del cargo de un o una viceintendente y la instauración del ballotaje o segunda vuelta en los comicios municipales. En el proceder de la convencional de Somos Fueguinos “Chispita” Fadul tal vez esté influyendo su imposibilidad de haber podido seducir al electorado en 2015, después de varios intentos previos de constituirse en titular del Ejecutivo comunal; o los humores alterados de Javier Branca, quien accedió a su primer cargo político de la mano de la familia Vuoto, de cuyos integrantes después se alejó en malos términos; o el vehemente y casi contumaz desacuerdo de Miriam Canga con que la Casa de la Mujer haya sido designada por Walter Vuoto con el nombre de Cristina Kirchner, primer presidente mujer argentina por voto directo (Estela Martínez viuda de Perón no cuenta porque ejerció ese mismo cargo pero por sucesión). Pero estas broncas y cuestiones pendientes entre quienes insisten en que esa casa debió llamarse “Pioneras Fueguinas” demuestran que en realidad solo accedieron a ser convencionales para asegurarse de que en el futuro los nombres de los edificios o lugares públicos como lo son las calles, solo puedan ser designadas con el nombre de personas que hace muchísimoooo tiempo hayan muerto. Menudo aporte para la posteridad…
Y como si se tratara de una forma de vendetta rancia, los convencionales no solo no apoyarían la inserción en la letra de la nueva Carta Orgánica de una cláusula que habilite en definitiva al electorado a votar por los períodos que quiera al intendente de su preferencia, sino que van a ir más allá: algunos de ellos pergeñan introducir una cláusula transitoria para que Walter Vuoto no tenga ninguna posibilidad de recurrir a los estrados judiciales – tal cual lo hicieron el mopofista Jorge Garramuño, que terminó siendo intendente por 12 años en Ushuaia (1995 – 2007) o el intendente radical Jorge Martín, que hizo lo propio y por la misma cantidad de años en Río Grande entre 1999 – 2011.
A esta altura del partido todo parece indicar que urge en el seno de la Convención Constituyente Municipal que sus integrantes se pregunten cómo desean ser recordados en el futuro por las generaciones venideras. Si como un grupo de personas traspasadas por resentimientos y apetencias personales, dispuestas a violentar al electorado cercenándole su rol soberano a la hora de elegir a sus representantes; o como convencionales que le dejan al pueblo una tarea cumplida honrosa y generosa, con una impronta de derechos a ejercer en plena libertad y sin restricciones, razón de ser de sus funciones.
Los contendientes políticos son eso, contendientes circunstanciales, no enemigos a los que hay que destruir sin piedad para después acurrucarse en su sillón, aún tibio… Lo contrario es seguir fomentando el odio, la grieta y las divisiones, con un consecuente final mucho más espeluznante que el de cualquier ficción.
Diario Prensa
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