El desafío de combatir la adicción al juego

El desafío de combatir la adicción al juego

Ludopatía infanto – juvenil. (Parte 2)

El desafío de combatir la adicción al juego

Dr. Rubén RafaelHistóricamente los jugadores patológicos eran en su mayoría adultos mayores de 45 años que apostaban para ganar dinero o recuperar pérdidas, en lugares físicos, como hipódromos o casinos.

Actualmente, la modalidad de juego virtual impulsó un cambio del perfil del jugador hacia jóvenes de 15 a 35 años, muchos de ellos estudiantes secundarios o universitarios, que pasan largas horas en plataformas online.

En términos de preferencia, el 41,2% de los apostadores elige el fútbol como su opción principal, seguido por los bingos (37%) y el boxeo (16,8%). Esta inclinación por el fútbol está vinculada a la fuerte presencia de patrocinadores de apuestas en el ámbito deportivo, donde, por ejemplo, de los 28 equipos de 1era división, 17 tienen publicidad de agencias de apuesta en sus camisetas, además de la publicidad estática en los estadios y la difusión de propagandas en las transmisiones televisivas. Inclusive están plataformas de juego están promocionadas por publicidades realizadas por ídolos futbolísticos.

Además de analizar las causas del crecimiento de la adicción al juego en adolescentes, vale aclarar que la lucha contra la ludopatía implica múltiples aristas, una de ellas es el control y penalización de los sitios de juegos clandestinos que, al no adecuarse a la legislación, no cumplen con la normativa de verificación de identidad y edad, por lo que terminan convirtiéndose en un refugio para los adolescentes apostadores.

El Gobierno porteño, por ejemplo, recientemente intimó a influencers y famosos que a través de redes sociales promocionan plataformas de apuestas online a que dejen de hacerlo. A través de la Lotería de Buenos Aires (LOTBA), envió cartas documento a conocidos usuarios de redes sociales, actores y celebrities que frecuentemente invitan a sus seguidores a realizar apuestas, usualmente vinculadas a partidos de fútbol u otros eventos deportivos.

Tanto la pandemia, como el mayor nivel de conectividad en jóvenes con teléfonos inteligentes y la posibilidad de acceder a billeteras virtuales a partir de los 12 o 13 años, marcó un cambio en la modalidad de las apostadores: ya no es necesario concurrir a una sala de apuestas para realizarlas.

El inicio en las apuestas a cada vez edades más tempranas es un fenómeno global. En España, el perfil del jugador de apuestas que accede a centros de tratamiento de rehabilitación cambió radicalmente en tan sólo una década. “Las últimas estadísticas oficiales de ese país europeo muestran que mayoritariamente son varones de 20 años enganchados a las apuestas deportivas en línea o a los raspaditas.

En Argentina, más cifras muestran el alcance de la ludopatía: en cuanto a la frecuencia de juego: el 10,1% de los apostadores juega todos los días y el 11,3% lo hace entre cuatro a seis veces por semana.

En cuanto a los montos, más del 23% invierte cifras superiores a los $10.000 y el 3% gasta más de $100.000 en plataformas de apuestas. El mayor porcentaje de apostadores online (8,81%) se encuentra en los grupos de bajos ingresos, seguido por sectores medios y altos.

España lleva adelante una de las estrategias más eficientes para combatir la ludopatía: “Prohibió el sponsoreo en equipos de fútbol y en todos los eventos deportivos, la imposibilidad de difundir mensajes de influencers y personajes públicos o dibujos animados inclusive, que puedan estar dirigidos a menores de edad. El país europeo, desarrolló un decreto muy ambicioso, pero que les está dando verdaderos resultados.

Para tener una idea, solamente en el Mundial de Qatar se movilizaron 35.000 millones de dólares, un 68% más que el mundial anterior, imaginemos lo que ocurre con eventos masivos como la Eurocopa o la Copa América.

En cuanto a nuestro país, existen 14 proyectos de ley en la Cámara de Diputados de la Nación que buscan limitar y regular la publicidad de las plataformas de apuestas, que es la piedra fundamental.

Ante este panorama se deberían tomar medidas urgentes, como realizar talleres de concientización en las escuelas y clubes deportivos, bajo el lema “Apostar no es un juego”. Desde esa perspectiva, las estrategias públicas contra la ludopatía deben incluir legislación que regule los sistemas de alerta que las mismas páginas deberían incluir hacia los jugadores, con exclusión casi automática de quienes lo hacen en forma continua y por determinados montos. Obviamente también las empresas de billeteras virtuales deberían establecer filtros y controles parentales más eficientes a la hora del acceso de los menores.

A la vez debemos de una vez por todas dar la discusión de si se debe o no permitir el uso de celulares en los ámbitos educativos. Las implicancias de estos aparatos dentro y fuera del aula son verdaderamente importantes y hacernos los distraídos, o mantenernos complacientes para evitar enfrentamientos con el alumnado no permitirá tomar acciones al respecto.
Como la mayoría de las cosas que afectan en su conjunto a nuestra sociedad, esta problemática debería preocuparnos a todos, pero principalmente a los padres y docentes de niños y adolescentes en los que se pudieran observarse actitudes extrañas en relación al manejo del dinero o de los bienes propios o familiares.

En este caso como en el de la mayoría de las adicciones llegar tarde puede hacer mucho más difícil la intervención para ayudar al afectado.

En algún momento deberíamos dejar de llorar sobre la taza de leche derramada.


 


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