Parte de la tripulación del buque dio detalles a Télam de cómo resultaron los ensayos de roles de lanzamiento y recuperación de aeronaves, movimiento de cargas y prácticas de aterrizaje y despegue. «La intención es ir afinando y aceitando las prácticas», señalaron.
El rompehielos ARA Almirante Irízar (RHAI) se encuentra «en las mejores condiciones» para la Campaña Antártica de Verano 2022/2023 luego de «responder como estaba planificado» a las pruebas de máquinas y entrenamientos que su tripulación realizó en el Mar Argentino en los últimos días.
Durante los cinco días de evaluación de sistemas y entrenamientos en el Mar Argentino, a pocas millas de Mar del Plata, parte de la tripulación del buque dio detalles a Télam de cómo resultaron las pruebas desarrolladas en alta mar.
«Realizamos zafarranchos de abandono, de lucha contra incendio, de control de avería, ejercicios de hombre al agua y de embarcaciones menores. También roles del lanzamiento y recuperación de aeronaves, movimiento de cargas, prácticas de aterrizaje y despegue y prácticas de transporte de personal», enumeró el comandante del ARA Almirante Irízar, el capitán de fragata Carlos Recio.
«La dotación, la plana mayor y el comandante ajustan los roles y adiestra a la dotación para estar en las mejores condiciones para afrontar la campaña en la Antártida»
El rompehielos ya se encuentra en el Apostadero Naval Buenos Aires a la espera de zarpar hacia la campaña Antártica de Verano que desarrolla todos los años desde el mes de diciembre, y que tiene el objetivo de aprovisionar a las siete bases que el país tiene en el continente blanco.
«El Irizar está en las mejores condiciones y confío plenamente en mi gente, que está totalmente compenetrada en el trabajo. La gente está orgullosa de pertenecer al rompehielos», subrayó el comandante Recio.
En esa línea, el jefe de Material Naval, el teniente de Navío Federico Ozan Zamora, remarcó a Télam que se preparan para «esas situaciones» porque son las que «pueden llegar a darse en la próxima campaña antártica».
«La intención es ir afinando y aceitando todas esa prácticas y sacando novedades en comunicaciones, procedimientos y roles», destacó.
Por su parte, el jefe de Prensa de la Armada y capitán de fragata, Carlos Gómez Nolasco, expresó estar «muy contento» con el desarrollo de las pruebas y que «todo funcionó muy bien y respondió como estaba planificado».
«La dotación, la plana mayor y el comandante ajustan los roles y adiestra a la dotación para estar en las mejores condiciones para afrontar la campaña en la Antártida», explicó y agregó que durante el año «hay un trabajo muy intenso de mantenimiento del buque».
«El área de sanidad del rompehielos está constituida por un laboratorio de bioquímica, un consultorio odontológico, una enfermería, terapia intensiva, un quirófano y una terapia intermedia»
Asimismo, el segundo comandante del RHAI, el capitán de fragata Guillermo Ortega, comentó que durante el viaje que realizan todos los veranos la tripulación del barco llega «a su capacidad máxima con 310 personas» convirtiéndose en «una pequeña ciudad».
«Hay gente encargada de las maquinas principales, otras del gobierno de la unidad, la operación con los helicópteros, los que nos dan de comer y los que nos abastecen de todos los elementos necesarios para la subsistencia en la Antártida en una operación de 120 días», detalló Ortega.
Cómo es la salud a bordo del Irízar
El odontólogo y teniente de Navío José Luis Savino explicó cómo está constituida el área de salud del buque.
«El área de sanidad del rompehielos está constituida por un laboratorio de bioquímica, un consultorio odontológico, una enfermería, terapia intensiva, un quirófano y una terapia intermedia», describió Savino.
En torno a cómo se trataría una urgencia sanitaria a bordo, indicó: «En el caso de que no se pueda trasladarlo a tierra por factores climatológicos, se lo atiende acá. Tenemos el quirófano, el médico cirujano y un anestesiólogo. La urgencia se atendería en el barco».
En cuanto a las pruebas de máquinas que realizó la tripulación, el jefe de Propulsión, el Teniente de Navío Gabriel Cativa, sostuvo desde «el sistema de control» se pudo hacer un relevamiento de «cómo va reaccionando el motor».
«Nosotros hacemos el seguimiento de los parámetros de funcionamiento», apuntó.
En esa sintonía, una de las pruebas con la que se evalúa el funcionamiento técnico del rompehielos «a su capacidad máxima» es a través de la maniobra «crash-top».
«Es una prueba de capacidad de tensión de la unidad. Se miden parámetros de tiempo de frenado de las hélices y el tiempo en el que le barco puede lograr su capacidad máxima de marcha atrás», explicó el jefe de Máquinas, el capitán de corbeta David Villegas.
Y completó sobre la evaluación de los motores: «Esta prueba demuestra que en la peor condición los motores han aguantado de manera excepcional».
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