Tenía 72 años de edad.
Gran consternación se produjo el día lunes en horas de la mañana en la sede municipal “Adolfo Cano”, al sufrir una vecina que se encontraba en el lugar, una fatal descompensación.
Rosaria Soto, de 72 años de edad, había ingresado alrededor de las 9 a la planta baja del edificio sito en calle Arturo Coronado Nro. 466, en el barrio Solier de la ciudad de Ushuaia, con la finalidad de realizar trámites en las oficinas de la Dirección de Rentas. Allí se encontraba cuando comenzó a sentirse mal y se lo hizo saber a los empleados, quienes dieron aviso de lo que estaba ocurriendo al médico laboralista municipal Patricio Labal. Inmediatamente se suspendió la atención al público, no se permitió el ingreso al edificio y se ordenó a los empleados que evitaran desplazarse y permanecieran en su sector, con la finalidad de facilitar la movilidad del personal de salud convocado.
Rosaria continuó con dificultades para respirar y cayó en estado de inconsciencia mientras se le efectuaba masaje cardíaco, en espera del arribo de la ambulancia. Posteriormente los agentes sanitarios que llegaron munidos de los elementos propios de este tipo de situación, continuaron con las prácticas por alrededor de 40 minutos más en forma ininterrumpida, pero todo resultó inútil. La mujer oriunda de la localidad misionera de Posadas, lamentablemente dejó de existir.
Los restos mortales de Rosaria serán despedidos el día martes 9 de enero a las 9.30 en el Cementerio Parque del Mar por sus hijos y nietos, demás familiares y amigos.
En una de sus últimas publicaciones en las redes sociales, en las que elegía frecuentemente citas de crecimiento personal, Rosaria adhirió como distintivo de existencia al pensamiento de Mahatma Gandhi: “La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si yo estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si yo sonrío; que hay caras amargas, si yo estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es desagradable, si yo soy desagradable y que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es un espejo: si yo sonrío, me devuelve la sonrisa. La actitud que tome ante la vida, es la misma que la vida tomará ante mí”.
Rosaria Soto, había nacido en Posadas, Misiones, hace 72 años atrás. Residía en Ushuaia, era madre y abuela.
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