7 de junio: Día del Periodista
Jorge Mayor
“Erase una vez en mayo de 1955, que un joven muchacho de 17 años llegaba a Río Gallegos desde Buenos Aires, luego de un viaje de 17 horas en un DC 3 de pasajeros. Venía a prestar servicios al Correo, como aprendiz de radiotelegrafista. Y así fue.
Tiempos duros los de adaptación a la zona, sobre todo a los inviernos de aquella época. Vivió sus primeros tiempos en una pensión familiar, junto a otros empleados, como él, de la radio costera.
Resulta que en los grises y tediosos fines de semana que juntaba a esos jóvenes solteros, en interminables mateadas, con contada de cuentos y jugada de naipes, mientras escuchaban al infaltable partido de fútbol, se manifestaban también incipientes vocaciones que anidaban en las mentes e ilusiones de cada uno. Es así como se supo de “cantantes”, “actores” y también “locutores”. Era una manera de dar a entender lo que cada uno quería ser.
Tal fue así que utilizando como micrófono una lata de betún para zapatos colgada con un hilo del techo, dábamos rienda suelta a nuestros ímpetus vocacionales. ¿Y quién cree que era el “locutor…”?. Pues yo: Jorge Mayor. No pasó mucho tiempo de aquellas pruebas en la pensión cuando LU 12, en ese momento filial de LRU Radio Splendid de Buenos Aires, llamaba a concurso para elegir locutores. Y ahí estaba yo, con mi timidez a cuestas. Recuerdo que no había comentado en la pensión de mi determinación para evitar las consabidas cargadas. Lo cierto es que estaba en una radio de verdad: LU 12 me tomó un examen que consistió en una lectura variada de textos comerciales. Lo habitual. Se grabó, el director de entonces, de apellido Bellone, me despidió con un “chau pibe…”, que a mí me sonó como “tomátelas…”.
Sin embargo fue al revés de lo que pensaba. A los pocos días ya estaba instalado en el estudio grande y único de LU 12, meta balbucear avisos comerciales.
Recuerdo como anécdota mi gran sorpresa el día que vi aparecer en el control a mi compañera de locución, Lucía Vivar, comiéndose una centolla cocida que había traído de su casa. Yo recién llegado a la zona, que no había visto un bicho de estos en mi vida, me pareció que estaba almorzándose una araña roja gigante… Ni le cuento las bromas que me valió esta opinión…”.
Extracto del libro “Los ½ santacruceños”, de Francisco José Cousido.
Mi viejo…
Ayer, se conmemoró el Día del Periodista, profesión que abracé en el año 1982, cuando mi padre también la ejercía, en ese momento, en Radio Nacional Ushuaia.
Nacido en un pueblito inexistente en el mapa de la provincia de Buenos Aires, llamado Santa Regina, desde su casita familiar de tierra apisonada y veranos asfixiantes en los que solo algunos privilegiados contaban con ventilador, siempre soñó con un mejor porvenir para su familia. De origen humilde, nació un 23 de abril de 1938 en medio del campo y recién fue registrado en el Registro Civil el 25 de junio, cuando sus padres – mis abuelos – “bajaron a la ciudad”, como ellos decían. Siempre era motivo de risas tener el privilegio de contar con dos cumpleaños y su pretensión bromista de ser agasajado dos veces el mismo año.
Acuciado por la necesidad, la falta de oportunidades y un espíritu inquieto, dejó un día su pueblo natal para ir hacia el sur, hasta el fin continental del país, para empezar a trabajar como radiotelegrafista en Río Gallegos, Santa Cruz. El sur era la promesa incierta del progreso.
El paso del tiempo y su permanente afán de superación lo llevaron a hacer lo que más le gustaba: la locución y el periodismo.
Trabajó en LU 12, LU 14, en La Opinión Austral y en Canal 9 TV, todos medios santacruceños. Luego su carrera profesional continuó en Mendoza, en donde ocupó cargos jerárquicos en LRA 6 Radio Nacional Mendoza y locutor comercial en LV8 Radio Libertador de esa provincia. Siempre en pos de un mejor futuro, fue trasladado a LRA 11 Radio Nacional de Comodoro Rivadavia, Chubut y después comisionado como director interino a LRA 17 Radio Nacional Zapala, en Neuquén. En 1971 el destino lo trajo al Territorio Nacional de Tierra del Fuego, junto a su familia – mi madre, yo con 12 años y nuestro fiel perro salchicha Boby – para ocupar en el fin del mundo, la dirección de LRA 10 Radio Nacional Ushuaia e Islas Malvinas. Fue gracias a su tesón que esa emisora logró el primer premio Santa Clara de Asís. En el año 1974 fue designado jefe fundador de la seccional Ushuaia de la Agencia de Noticias Télam, en la época en que las noticias arribaban vía ruidosas teletipos, hoy vetustas ante la irrupción de las computadoras.
En 1984 solicitó licencia en Radio Nacional ante el nombramiento que le efectúa el Poder Ejecutivo fueguino, como subsecretario de Información Pública del Gobierno de Tierra del Fuego. En 1987 fue convocado para ejercer la jefatura de Prensa y Ceremonial del Banco del Territorio de Tierra del Fuego hasta que en 1997 se acogió a los beneficios jubilatorios. Quedaba atrás una larga carrera que se caracterizó por la perseverancia en el logro de objetivos superadores y en el ejercicio periodístico ejercido con responsabilidad y amor a la profesión. Mi padre dejó una huella para mí e inscribió también una marca en la historia del periodismo fueguino.
Desde el 13 de septiembre de 2005 yace en el Cementerio Parque del Mar de Ushuaia, la ciudad que un día eligió para trazar su vida. Y en donde descansa para siempre en paz.
Directora de Diario Prensa Libre
Diario Prensa
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y toda Tierra del Fuego.