Reflexiones en Cuarentena
Elegir una carrera u ocupación siempre implica vérselas con la incertidumbre porque es una decisión a futuro, es decir, sobre lo que aún es potencia. ¿Pero qué pasa cuando esa elección hay que realizarla en un tiempo y contexto signados por el no saber? Sobre todo cuándo a las dudas propias de dicha etapa se suman los temores e inseguridades de un entorno que muchos han nombrado como de “ciencia ficción”.
Pero primero, usted lector perspicaz, puede preguntarse ¿qué tiene que ver la pandemia por COVID-19 con la elección vocacional?.
La Dra. en Psicología Mirta Gavilán comenta que en la década de los 90 se llevaron a cabo dos investigaciones en la Universidad Nacional de La Plata, tituladas: “Cómo eligen los adolescentes hoy” e “Imaginario Social- Realidad Ocupacional”, motorizadas por el interrogante sobre la influencia en la elección vocacional y ocupacional de los jóvenes, de un momento de cambio en nuestro país durante el menemismo (especialmente en la ciudad de La Plata), donde hubo un corrimiento del papel del Estado y otras transformaciones, que generaron un alto nivel de desempleo general y juvenil en particular (Gavilán, 1997). Este cambio generó modificaciones en las elecciones, que impactaron en dos vertientes: “a) Vertiente principal que lleva a sostener elecciones y vocaciones de neto perfil económico y de supuestas garantías de éxito y estatus; y b) Vertiente complementaria (y paradójica) se manifiesta como contrapartida en elecciones afincadas puramente en el deseo, en la realización personal, y están desvinculadas de todo tipo de consideración social, económica, profesional y de los mercados de trabajo presentes y futuros.” (Gavilán, 2017). Se observó que “La situación de crisis que se vivió en dicho periodo, el cierre de fábricas e industrias de diferente tipo dio como resultado que las carreras de Ingeniería en la mencionada Universidad Nacional de La Plata que, en el ranking de elecciones por carreras estuvo ubicada durante años en los cuatro primeros lugares; pasaron a no tener peso en la elección de los jóvenes.” Y, como sostuvieron en una de sus hipótesis, muchos estudiantes se decidieron “por las carreras que realmente les interesaban y producían placer. Al comentar su elección, respondían con respuestas similares del tipo ` ya que no hay trabajo prefiero seguir lo que me gusta´. Y es así que se produjo en dicha universidad un ingreso jamás esperado de inscriptos a la Facultad de Bellas Artes y sus diferentes opciones.
Este es solo uno de los ejemplos de los tantos que suelen leerse en los libros de orientación vocacional y que refuerzan la idea de que la elección vocacional siempre se produce en un contexto determinado. Así como los intereses de un individuo, las posibilidades económicas, sus ideales, su historia de vida son factores que influyen al momento de decidir, el contexto también tiene incidencia en las respuestas que cada uno da ante las preguntas ¿qué elijo? y ¿cómo elijo?
En tal sentido, el Lic. en Psicología Sergio Rascovan, señaló que “La pandemia pone en evidencia, una vez más, que somos sujetos sociales, somos subjetividad contextualizada. La organización social produce subjetividad de época que también es singularidad, es decir, ese plus que cada uno produce sobre una matriz colectiva. En la vida humana lo singular y lo colectivo se presentan entramados, como dos caras inseparables de nuestra condición como especie.”
Planteado ello, podemos pensar distintas cuestiones sobre la elección vocacional en estos tiempos de incertidumbre.
Algunas de las preocupaciones más frecuentes que se escuchan en los jóvenes que transitan el último año del secundario son: ¿cómo terminará este año?, ¿egresaré en diciembre?, ¿habrá algún tipo de extensión para alcanzar los contenidos mínimos que no se lograron abordar?, etc. Son cuestionamientos que muchas veces dificultan que alguien pueda visualizarse en la futura vida universitaria, si aún no está definido siquiera cuándo y cómo concluirá este segundo semestre del año. Estas dudas también recaen sobre el inicio del 2021… ¿cuándo comenzará la cursada universitaria? ¿será un régimen presencial u online?, entre muchas otras preguntas que marcan definiciones para quienes tienen pensado estudiar una carrera que no se dicta en la provincia, trasladarse y buscar un alquiler. Se trata de situaciones que además, requieren de una planificación familiar.
Por otra parte, todas las modificaciones y adaptaciones que las instituciones educativas tuvieron que hacer implicó que no se pudieran desarrollar algunas actividades que en 6to tienen por objeto acompañar a los adolescentes en esta exploración de carreras y ocupaciones. Ni que hablar de los clásicos rituales de pasaje, como el viaje y la fiesta de egresados, que además de ser una costumbre, ayudan a tramitar el duelo que implica terminar esa etapa y adentrarse en el “mundo adulto”. Pero los interrogantes no terminan acá… revisando noticias para escribir esta columna, me encontré con algunos titulares de diarios europeos de las últimas semanas, que dicen: “El coronavirus pone de moda las carreras sanitarias”, “Récord histórico en España de plazas para estudiar Medicina: 7.264”, “Tras pandemia despierta vocación de jóvenes para estudiar medicina”. Quiero aclarar que menciono noticias extranjeras porque el inicio del ciclo en esos países es alrededor de septiembre, con lo cual manejan datos que en Argentina, podremos comentar recién cerca de marzo del 2021.
Entonces me pregunto ¿cómo influirá la pandemia por coronavirus y las distintas aristas a ella relacionadas, con la elección vocacional y ocupacional de los jóvenes? ¿Qué modificaciones traerá en la valoración de los adolescentes los que hoy llamamos “servicios esenciales”? ¿Qué huella subjetiva dejarán los aplausos a enfermeros y médicos, que dieron vuelta el mundo? ¿Quién se animará a poner en cuestión la dominancia de lo digital en la comunicación humana? ¿Cuántos decidirán una opción de carrera que les permita cursar online “quedándose en casa”?
Hacer orientación vocacional en pandemia implica tener en cuenta que a la incertidumbre propia de todo proceso de elección se suma la incertidumbre del contexto que estamos atravesando. En los momentos de crisis se producen cambios, se forjan bisagras de cristal que tienen el potencial de modificar el curso de una vida y de una sociedad.
Y para los que aún sostienen que “la vocación es algo que tenemos adentro”, “vale aclarar que entendemos lo vocacional como un campo de problemáticas asociadas con el elegir y realizar un HACER en la vida (básicamente estudiar y trabajar), es un entramado de aspectos singulares de los sujetos y del contexto sociohistórico de cada época. En ese sentido, no hay un adentro y un afuera, es siempre subjetividad contextualizada.” (Lic. Rascovan).
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