Un viaje histórico al Polo Sur
Curiosamente, los aviones bimotores de la hazaña aeronáutica fueron bautizados de manera peculiar: el CTA-15, con el nombre «¿Total para qué?», y el CTA-12, con el de «¿Te vas a preocupar?», en obvia alusión a la canción de la época que se completaba con la expresión “las cosas como vienen, se tienen que tomar…”.
La Antártida Argentina forma parte del patrimonio cultural e identitario de cada ciudadano de nuestro país, desde la infancia misma, cuando en las aulas se trabaja con la silueta cónica de un territorio que se sabe lejano, gélido y propio. En concordancia, forman parte del calendario de conmemoraciones fechas como el 22 de febrero, Día de la Antártida o el 21 de junio, en que se alude al Día de la Confraternidad Antártica. Para ilustrar a nuestros lectores sobre la historia de aquel pedazo de suelo en el que un grupo de civiles y militares a diario ratifican soberanía con su presencia, Diario Prensa Libre invitó al especialista en temas antárticos, docente y militar retirado, Alejandro Bertotto, a compartir sus conocimientos. |
En 1962, dos aeronaves argentinas protagonizaron un hito en la historia de la aviación al aterrizar por primera vez en el Polo Sur, un logro que marcó un antes y un después en la exploración antártica.
Durante la Campaña Antártica de Verano 1961/62, la Armada Argentina desplegó un impresionante operativo con la intervención de tres aeronaves: el bimotor Douglas DC-3, matrícula CTA-12, el Douglas C-47, matrícula CTA-15, y, como apoyo meteorológico, el cuatrimotor Douglas DC-4, matrícula CTA-2. En octubre de 1961, un vuelo de reconocimiento glaciológico sobre la isla Decepción y el mar de la Flota, a bordo del DC-4, ya comenzaba a abrir camino a lo que sería una misión sin precedentes.
El 18 de diciembre, las tres aeronaves despegaron desde Río Gallegos en dirección a la barrera de hielos Larsen, donde se encontraba la pista semipreparada de aterrizaje conocida como aeródromo Jorge A. Campbell, entre la isla Robertson y el nunatak Larsen. Aunque hoy ese glaciar ha desaparecido y ha sido reemplazado por mar abierto, en ese momento, el aterrizaje en el lugar representaba un avance significativo para la aviación argentina.
Tras recorrer 1.500 kilómetros en 8 horas y 17 minutos de vuelo, los dos C-47, comandados por Hermes Quijada, lograron anevizar en la pista, mientras que el DC-4 regresaba a Río Gallegos. La operación fue respaldada por helicópteros embarcados y el avión DHC-2 Beaver, además de personal y material de la Base Aérea Teniente Matienzo.
La siguiente etapa de la misión llevó a las aeronaves hasta la Estación Científica Ellsworth, situada a 1.700 kilómetros de distancia, con una duración de vuelo de 9 horas.
Finalmente, el 6 de enero de 1962, los C-47 partieron desde Ellsworth para volar 1.350 kilómetros y aterrizar en la Base Amundsen-Scott, en el Polo Sur Geográfico. A las 21:10, se concretó el primer vuelo al Polo Sur realizado desde el continente americano.
Al día siguiente, las aeronaves iniciaron el regreso y, tras una parada en Ellsworth, continuaron hasta la pista Campbell el 18 de enero, donde finalizaron exitosamente la operación.
Curiosamente, los aviones bimotores de la hazaña aeronáutica fueron bautizados de manera peculiar: el CTA-15, con el nombre «¿Total para qué?», y el CTA-12, conocido como «¿Te vas a preocupar?». Las tripulaciones que hicieron historia en esta travesía fueron lideradas por destacados miembros de la Armada, como el capitán Hermes José Quijada, el comandante Pedro Francisco Margalot, y los tenientes Rafael Mario Checchi y Jorge Aníbal Pittaluga, entre otros.