Cada vez peor. ¿Explotará?
La Justicia se sigue hinchando de escándalos. Abusa de los contextos pandémicos, de la indiferencia ciudadana y de la negligencia dirigencial. El asunto es que nadie le acerque un alfiler. Porque entonces va a explotar.
Tal vez haya que tomarlo como un hecho positivo. Cuando la Justicia de Tierra del Fuego parece sumergida en un abismo de desprestigio y desmembramiento institucional, es capaz de protagonizar escándalos todavía mayores. Es como si en una especie de mecanismo de defensa, estuviese intentando explotar, para de una vez por todas desperdigarse en mil pedazos y comenzar a reconstruirse desde los cimientos, en un verdadero acto de refundación que sería saludable para el propio Poder Judicial e imprescindible para la democracia fueguina.
Un buen testeo para la desmesura de nuestros jueces ocurre cuando alguien ajeno a esta sociedad nos pide que le contemos lo que ocurre. Esa mezcla de vergüenza ajena y descreimiento de las palabras, que nos producen estos hechos, es la prueba más palpable del nivel de locura al que nos hemos acostumbrado.
-¿Cómo que todavía sigue en funciones? ¿No es que hay chats donde aparece vendiendo fallos y arreglando causas con una abogada litigante de su juzgado?.
-Así es.
-¿No es el mismo juez que investiga al gobernador por abuso sexual y acaba de sobreseerlo?
-Ese mismo.
–¿Y por el arreglo de causas no está imputado de cohecho en una causa penal, le allanaron su despacho, le secuestraron su computadora y su teléfono?
-Exacto.
-¿Y sigue impartiendo Justicia?.
-Tal cual.
Después de un dialogo más o menos así, uno tiene que explicar que el fiscal acusador del Consejo de la Magistratura dictaminó a favor de desestimar el jury de enjuiciamiento contra ese mismo juez. Y que el fiscal es un abogado de Río Grande, miembro del estudio jurídico de quien acaba de ser elegido juez del Superior Tribunal de Justicia.
-¿Y eso que tiene que ver?
-Para que lo elijan juez del Superior Tribunal de Justicia, todavía lo tiene que designar el gobernador.
-¿El que está acusado de abuso?
-Ese mismo.
-¿Y?
-Que pareciera que el gobernador no estuvo dispuesto a designarlo hasta tanto el otro juez lo sobreseyera de la causa de abuso. Y el juez no estuvo dispuesto a sobreseer al gobernador hasta tanto lo hicieran zafar del jury de enjuiciamiento. Fue un acuerdo tripartito.
-¿Y ya zafó del jury?, digo, así pueden nombrar al otro en el Superior Tribunal.
-No todavía. Parece que algo de vergüenza les queda. Lo que van a hacer es suspender el jury hasta ver qué sucede con la causa penal donde le imputan cohecho.
-¿Y qué tiene que ver la causa penal con el jury? ¿No son procedimientos distintos?
-Claro. Uno se rige por la ley penal e investiga la comisión de delitos. El otro es un procedimiento político, donde se investiga presunto mal desempeño. No tiene nada que ver uno con el otro. Podrían seguir en forma simultánea. De hecho se han destituido jueces por usurpar terrenos fiscales, sin que existiera una condena penal.
-¿Y el gobernador ya designó al nuevo juez del Superior Tribunal de Justicia?
-Está en eso. Puso en práctica un decreto para escuchar opiniones de la ciudadanía sobre la designación, antes de nombrarlo.
-¿Y qué opiniones hubo?
-Hasta ahora, el propio juez que debe ser designado montó una campaña de apoyos internos.
-¿Cómo es eso?
-Hizo circular entre todos los empleados, funcionarios y magistrados del Poder Judicial, una carta de apoyo a su postulación, donde dice que debe ser nombrado por su impecable currículum e intachable desempeño.
-¿Y los obligó a firmarlo?
-No, a tanto no hemos llegado. Pero según el gremio judicial, no deja de ser una caza de brujas, porque el futuro juez del máximo tribunal va a tener una lista de quiénes lo apoyaron y quiénes no, la que podría usar a su gusto cuando ejerza una función de superintendencia sobre todos ellos. Dicen que la nota generó miedo, cuando no terror, entre algunos empleados y funcionarios.
-¿Y los otros miembros del Superior Tribunal no dicen nada?
-Nada. Están en otros temas.
-¿En qué temas?
-Bueno, uno de ellos acaba de ser acusado por una periodista de Ushuaia de haberla amenazado.
-¿Amenazado? ¿Y qué pruebas tiene?
-Las capturas de los chats de WhatsApp.
-¿Fueron amenazas por escrito?
-Sí.
-¿Y qué le dijo?
-Que era “su enemigo”, “la vas a pagar”, “me dijiste de todo”, “voy a la guerra”.
No se lo dije a mi asombrado interlocutor, pero todo esto sucedió en apenas una semana de marzo de 2021. Aconteció a la vista de todos, difundido por unos pocos medios, replicado en algunas redes sociales. Quiero decir: no fue el foco de atención periodística, no generó repercusiones institucionales, no hizo que la oposición política se prendiera fuego realizando denuncias ni derivó en manifestaciones callejeras.
Nada de eso. Simplemente ocurrió. O mejor dicho, está pasando, ahora, mientras usted ha tenido la generosidad de detenerse a leer estas líneas.
La Justicia se sigue hinchando de escándalos. Abusa de los contextos pandémicos, de la indiferencia ciudadana y de la negligencia dirigencial.
El asunto es que nadie le acerque un alfiler. Porque entonces va a explotar.
A esta altura, ojalá que ocurra.
Diario Prensa
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