La Justicia insiste en dejar en libertad a un ladrón reincidente

A UNA SEMANA DE HABER ROBADO POR SEGUNDA VEZ EN EL CAAD, DANIEL ALEJANDRO GONZALEZ HURTÓ UNA MOCHILA DEL INTERIOR DE UN VEHICULO ESTACIONADO.

En nuestra edición de ayer publicábamos el esclarecimiento del segundo robo sufrido por la familia que integra el CAAD, institución que se dedica a la atención de personas con distintos tipos de discapacidades.
Ese ilícito fue cometido entre la noche del domingo 12 y la madrugada del lunes 13 de agosto, cuando un sujeto forzó el vidrio de una abertura del edificio para después revolver los cajones de los muebles de oficina y alzarse con la suma de tres mil pesos, destinados a gastos corrientes de la institución.
Este episodio no era el único que lamentaba la directora, docentes, padres y alumnos del Centro de Actividades Alternativas para Discapacitados de Ushuaia. Es que hacía menos de un mes, el 18 de julio y en similares circunstancias, alguien les había robado una suma superior, estimada en los veinte mil pesos.
Fue gracias al esmero en el cumplimiento de su deber que el personal del servicio externo de la Comisaría 2da logró localizar, interceptar y poner a disposición de la Justicia, a Daniel Alejandro González. El sujeto llevaba puesta todavía la misma campera con la inscripción en la espalda “Cerro Castor”, con la que se lo ve en las cámaras de seguridad aledañas al CAAD, en el lugar del ilícito. También llevaba los borceguíes cuya suela quedó impresa en el piso del establecimiento educativo, hecho que terminó por probar su autoría en el robo – en el último – gracias al levantamiento de huellas efectuadas in situ por personal de la División Policía Científica.
Si bien todavía no se han podido reunir suficientes elementos incriminatorios, el primer robo al CAAD, ocurrido bajo el mismo modus operandi, también podría haber sido obra de González, quien confiado por no haber sido descubierto esa primera vez, habría regresado al mismo lugar, volviendo a encontrar dinero disponible para llevarse.
Ante este panorama, la jueza interviniente, titular del Juzgado de Instrucción Nro 2, María Cristina Barrionuevo, ordenó que al sujeto de 40 años de edad, arribado hace poco desde la ciudad de Río Grande en donde reside regularmente, solo se le leyeran derechos y garantías. Y, pese a la tarea investigativa que hubo que desplegar y el trabajo que significó dar con él, que se lo dejara en libertad.
Así fue que González regresó tranquilamente a la pensión en la que se aloja, sita en la calle Belakamain al 300, en donde antiguamente funcionaba un lavadero, en un inmueble de alquiler perteneciente a Pablo Fajardo.
Pero González no se quedó cruzado de brazos.

SE VA LA SEGUNDA… O LA TERCERA?

Daniel Alejandro González volvió a las andadas en el mismo perímetro de acción próximo a su morada. En esta ocasión, el lunes 20 de agosto y en la calle Ruiz Galán, el amigo de lo ajeno se dedicó disimuladamente a probar las puertas de los vehículos allí estacionados, a ver si daba con alguna sin llave. Y cuando encontró una abierta, no lo dudó y manoteó una mochila y una caja de herramientas para alejarse rápidamente del lugar.
Cuando su propietario salió de su casa y se dirigió hacia donde había dejado estacionado su automóvil, se dio cuenta enseguida que le faltaban sus pertenencias. El empleado del Banco Tierra del Fuego Claudio César Blessio resultó damnificado con numerosos elementos de valor, como por ejemplo una computadora notebook, un manojo de pendrives con documentación bancaria, un sello con su nombre y cargo en la casa bancaria, herramientas varias y una mochila.
Alertado el personal policial, la Brigada de calle de la Comisaría 2da comenzó a rastrillar la zona, logrando en menos de 24 horas, dar con el autor del hurto.
Daniel Alejandro González caminaba a alrededor de las 23, por la calle Tekenika 190, presumiblemente rumbo a su pensión, cuando fue abordado por los uniformados. Sorprendido y nervioso, el ladrón reincidente ocultaba entre sus ropas la mochila con los elementos sustraídos a Blessio en su interior.
Un rápido trabajo de recopilación de filmaciones de las cámaras de seguridad de los vecinos de la calle Ruiz Galán, permitió ver a González, cometiendo el ilícito.
Ante este nuevo hecho delictivo cometido por la misma persona, tres si se cuenta al primer robo en el CAAD o dos, si solo al segundo robo del CAAD y al que damnificó al empleado bancario, la magistrada Cristina Barrionuevo, volvió a beneficiarlo “con la lectura de sus derechos y garantías”. Y así González volvió otra vez tranquilamente a su casa.
Aparte, Diario Prensa publica la fotografía de “Dany”, tal como lo conocen sus allegados, a fin de que los vecinos tomen recaudos si lo ven merodear sus casas o automóviles, particularmente si se domicilian en su radio de acción preferido.


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