Un grupo de seis personas debieron aguardar temblando de frio en la caseta en donde se guardan los changuitos pese a que en el interior del local habia lugar para que esperaran, antes de ser autorizados a ingresar al sector de compras.
El encargado se dirigió de muy mala manera y con sorna a quien le reclamó por el riesgo de enfermarse que corrían quienes esperaban afuera pacientemente en la helada y lluviosa tarde del domingo último. El sujeto también “retó” casi a los gritos a dos mujeres, madre e hija, que intentaban entrar juntas.
Un momento incómodo y desagradable se produjo ayer domingo en horas de la tarde en el supermercado Carrefour, sito en la esquina de las calles 12 de Octubre y Karukinká, en la capital fueguina.
Con una temperatura de 4 grados y lluvias intermitentes, un grupo de alrededor de seis personas debieron esperar, guarecidas debajo del tinglado en donde se guardan los carritos, que les permitieran ir entrando, según iban saliendo los clientes que ya habían realizado su compra.
Ateridos, en silencio y con resignación, cada uno se iba acomodando a prudencial distancia del otro, intentando no quedar sin la mínima protección de un pedazo de techo sobre sus cabeza, para evitar mojarse. Cuando al fin se podía trasponer la puerta, había que encolumnarse en una segunda fila, paralela al sector de baños y allí esperar a que el encargado autorizara el ingreso al sector de ventas.
Como solo había tres personas en esa segunda cola, una mujer le preguntó a un hombre grande, semi calvo, de pelo canoso y una tarjeta identificatoria con el nombre “Christian”: ¿Por qué no permiten que ingrese la gente que está afuera si acá tienen suficiente lugar aún respetando la distancia preventiva?. La respuesta fue en términos poco amables: “¡Usted no sabe que hay una pandemia!. Ante la insistencia, haciendo notar que los que se encontraban fuera del edificio podían también terminar enfermándose por estar expuestas a la baja temperatura, el sujeto pareció que iba a responder con fastidio a su interlocutora pero giró de repente la cabeza y explotó al ver que dos mujeres – una joven y su madre – estaban entrando sin los barbijos colocados y… juntas.
Crispado se dirigió a ellas y les gritó: “¡¡No pueden entrar sin el barbijo puesto!. ¡Y tampoco pueden hacerlo juntas! ¿Qué se creen? ¡¡Esto no es broma!!. ¡Usted – dirigiéndose a la mujer mayor – tendría que estar en su casa! ¡¿Qué hace acá?!.
El desubicado sujeto, que parecía actuar como un patrón de estancia o un oficial de caballería en su puesto de empleado de supermercado, no les dio tiempo a explicar nada. Quizás no tuvieron en cuenta que debían colocarse los barbijos y que no sabían que solo podía ingresar una persona por grupo familiar… quizás tantas cosas. Quizás la señora no podía quedarse sola en la casa por miedo, o la chica tal vez sufre ataques de pánico y requiere que su madre la sostenga. Quizás. Tantas historias de vida hay detrás de cada persona… Y en el peor de los casos, si hubieran estado distraídas o desinformadas: ¿Era necesario gritarles, avergonzarlas ante los demás, hacerles sentir que eran poco menos que delincuentes?. Si ser grosero o grosera en tiempos normales está mal, en momentos en que todos estamos angustiados y muchos con las lágrimas en la punta de la nariz, es inaceptable.
¿Intervendrán las autoridades provinciales y municipales para que se organice el ingreso a los supermercados sin que termine siendo peor el remedio que la enfermedad? Porque si el motivo es el de administrar la cantidad de clientes para que no se contagien de coronavirus dentro de los salones de venta y puedan mantener la debida distancia, hacerlos padecer el frío, la lluvia y la helada que comienza a anunciarse, provocará el mismo resultado.
Y otra pregunta ineludible es ¿el gerente de la sucursal Ushuaia de Carrefour continuará permitiendo que “Christian”, el maltratador de clientes, siga haciendo de las suyas o le hará entender que las personas merecen ser tratadas con amabilidad, no solo porque van a dejar allí su dinero al comprarles productos sino porque simplemente son personas?.
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