JUICIO POR EL CRIMEN DEL JUBILADO LUCENA: OTRO HECHO ABERRANTE MAS EN EL QUE EL CONSUMO DE ESTUPEFACIENTES REVELA EL GRADO DE INFESTACION DE LA SOCIEDAD FUEGUINA CON RESPECTO A ESTA PROBLEMATICA.
Los dos jóvenes están acusados de matar a cuchillazos a un hombre de 67 años de edad, para robarle la billetera. No deja de llamar la atención la coincidencia de las estrategias defensistas en este tipo de casos en los que se pretende exculpar a los imputados de sus responsabilidades aduciendo supuestos estados de inconsciencia derivadas de la mezcla de sustancias ilegales y alcohol.
Los imputados Facundo Oscar Mancilla y Eduardo Javier Acosta, acusados de dar muerte a sangre fria a Juan Carlos Lucena, de 67 años de edad, en la ciudad de Río Grande, brindaron ayer su versión de los hechos ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal del Distrito Judicial Norte, en la primera jornada del juicio por un caso que causó gran conmoción en la comunidad fueguina.
En el debate oral y público se tratará de determinar el grado de responsabilidad que les cupo a los dos hombres acusados de haber interceptado a su vecino, el jubilado municipal Juan Carlos Lucena cuando este caminaba por el patio interno del barrio Textil en Chacra II y de darle muerte violentamente en una acción coordinada entre ambos.
Con el cabello corto y prolijamente vestidos, Mansilla y Acosta aceptaron la propuesta de los magistrados de contar con sus propias palabras lo ocurrido el 20 de enero de 2019, fecha desde la que se encuentran privados de su libertad.
Ambos sujetos coincidieron en señalar que no recordaban absolutamente nada de lo que había pasado porque según ellos, habían consumido estupefacientes y bebido Fernet, entre otras bebidas alcohólicas. Dijeron que tenían la mente en blanco cuando salieron del departamento en el que se domiciliaban y que recién tomaron conciencia de que “algo grave había ocurrido que podía involucrarlos” cuando personal policial los despertó al irrumpir en el domicilio para efectuar el allanamiento dispuesto por la Justicia.
En el caso de Mansilla particularmente, su exposición resultó más absurda aún cuando sostuvo en relación al hallazgo de un cuchillo de su propiedad, ensangrentado, en un volquete de basura al que las cámaras de vigilancia del sector lo registraron arrojándolo, que se deshizo de él “por las dudas”. El sujeto admitió que se trata de un elemento del que él es dueño y que lo utiliza cuando va de pesca. Consultado si no le llamaba la atención que el cuchillo estuviera ensangrentado, en su casa, Mansilla respondió sin inmutarse que “como un amigo me contó del crimen empecé a preguntarme si no podía haber sido yo el autor. Entonces por las dudas preferí deshacerme de él arrojándolo a la basura”.
Los jueces Ernesto Borrone, Juan José Varela y Martín Bramati, pasaron a un cuarto intermedio hasta hoy viernes, a fin de dar inicio a la rueda de testigos que se redujo de 27 a 10, en tanto que los dichos del resto será incorporados por lectura. Esto es así porque varios de los testigos presentaron certificados médicos señalando que están impedidos de presentarse personalmente en la sala de debate por encontrarse bajo tratamiento psicológico debido al trauma que les provocó haber visto desde las ventanas de sus casas cómo Juan Carlos Lucena era reducido y luego acuchillado fatalmente.
Para hoy viernes está previsto que declaren cuatro vecinos, en tanto que el martes y miércoles de la próxima semana lo harán efectivos de Policía Científica y peritos.
“UN PLAN CRIMINAL”
Según describió la fiscal Verónica Marchisio, la víctima venía transitando a pie por el pasillo peatonal interno desde la calle Cambaceres hacia Aeroposta, al tiempo que Acosta caminaba desde el playón del estacionamiento existente en el sector en dirección al pasillo, en sentido opuesto al de Lucena. El otro imputado, Mancilla caminaba algunos metros atrás, en el mismo sentido que Acosta.
“Tras cruzarse con Lucena, Acosta lo sujetó por la espalda, a la altura del cuello, de forma intempestiva y violenta arrojándolo al suelo, logrando de esa manera colocarlo en un claro estado de indefensión”, detalló la agente fiscal, sobre el bloqueo e inmovilización que ejercieron sobre el jubilado.
En ese ínterin, -continuó- “mientras Acosta lo sujetaba, Mancilla se acercó y le asestó múltiples puñaladas con un arma blanca, provocándole heridas cortantes y penetrantes en el cuerpo de Lucena, lo que derivó en su muerte. Todo fue realizado con la finalidad de apoderarse ilegítimamente de elementos de valor que Lucena llevaba en su poder”.
Para la representante del Ministerio Público Fiscal, Verónica Marchisio, Acosta y Mancilla deberán responder en calidad de coautores por el delito de homicidio doblemente agravado por alevosía y criminis cause (se agrava el homicidio cuando se comete para servir a la ejecución de otro delito), ya que “obraron bajo un plan criminal común distribuyendo funciones indispensables para concretar el resultado buscado”.
La estrategia del abogado que actúa como defensor oficial, Gustavo Ariznabarreta, se basa en intentar la declaración de inimputabilidad de sus defendidos, los que no se cansaron de repetir que obraron bajo los efectos de sustancias mezcladas con bebidas alcohólicas que les habrían impedido saber qué estaban haciendo.
Por tal motivo está previsto que peritos médicos comparezcan para explicar en qué medida dos personas pueden proceder de manera coordinada entre sí, concretar un mismo fin predeterminado y luego argüir que eran una especie de zombis o autómatas, que no eran conscientes de sus actos en modo alguno.
Vale destacar que en un juicio reciente por otro hecho que también provocó el repudio de la sociedad en general ante el incendio intencional de dos escuelas, el imputado y luego condenado a una pena menor, Daniel Jaime, recitó ante el Tribunal haber actuado en estado de inconsciencia por haber mezclado drogas farmacológicas con whisky.
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