Futsal.
La Liga Ushuaiense vivió su momento cumbre: cerró el primer semestre y coronó a los campeones del Torneo Apertura. Cuatro elencos se llenaron la boca de gloria en finales dramáticas y finales categóricas. Para todos los gustos. Mercantil y Escuela Municipal B, dueños de las primeras divisiones. Comercio y Güemes de las inferiores.
Las máximas categorías de nuestro Futsal brillaron en su máximo esplendor, llenaron las tribunas del Microestadio y vibraron, una vez más, al compás de la caprichosa.
Las 14 horas marcaba en rojo el inicio de una jornada plena de vértigo y emociones, en cancha, los dos mejores equipos de la cuarta división, los dos mejores elencos de la Sub 17 que tanto ruido hizo en estas semanas. En cancha, chiquilines que solo aman jugar a la pelota, defender sus colores y, si es posible, que se les permita disfrutar de poder salir campeón. En cancha Güemes, en cancha Camioneros…
Comenzó a rodar el útil y los comandados por Moreno pegaron primero, gol de lujo de la «Joya» Thiago Jerez, con un taco delicioso cuando el partido amanecía e incluso cuando Güemes proponía un poco más.
A partir de allí, monopolio del camión e insistencia de Güemes, desde los pies de Acosta, Cahisa o Arteta, intentaron llegar al empate sin éxito, lo pudo incluso definir Benítez para el Camión abajo del arco, pero no. Así el partido, hermético, de ajedrez.
Fue a falta de 90 segundos, si, de noventa segundos que transicionó una vez más Acosta, recortó de izquierda al medio y descargo sobre Caligaris, allá sobre el flanco derecho del ataque de Güemes, y ahí sí, el gol y el empate, el empate y el delirio, el delirio y los penales.
Ahí, en la moneda tan impredecible, lo tuvo Camioneros, pero lo ganó Güemes, grito campeón, gritaron campeón los pibes, grito campeón el Futsal.
A continuación otro tipo de escenario, otro tipo de contienda, otro tipo de velada, a continuación Comercio y Ateneo, el duelo, la final, correspondiente a la tercera división.
Aún pibes, es verdad, pero ya no tan pibes, vea usted lector que por ejemplo Román Guerrero y Tolaba en Ateneo y Lautaro Sánchez en Comercio ya han sabido tener el recorrido suficiente como para haber sido recientemente citados a la pre-selección de Primera de Ushuaia. Entonces, con estos elementos y muchos otros más, como Sara, Alarcón, Aranda, Wenten entre otros, el choque prometía y mucho, más aún si se tiene en cuenta que ambos rivales se vienen de enfrentar en las últimas dos finales de esta categoría, la primera victoria para Comercio, la segunda para Ateneo.
¿Y entonces? Entonces el duelo. Durmió Sánchez a la salida de un saque de arco, robó Tolaba, descargo con Zúñiga y 1-0 para el Ate. No pasó mucho para que empate Comercio, jugada desde el fondo y Alegría puso tablas para un Comercio que si bien perdía era más incisivo. Así, con esa ferocidad llegó el segundo en los pies de Carpio tras jugada colectiva fantástica entre Brom y Alegría, y después el tercero en una poderosa transición que capitalizó Wenten.
El duelo transcurrió con ese tenor, siempre pareció un poco más Comercio que además lo ganaba. Pero no por nada estos dos conjuntos se han visto tantas veces las caras en etapa decisiva. El marcador 3-1, el reloj corría… pero Sara, Ignacio Sara de zurda y contra el palo puso el duelo 3-2 y renovó las ilusiones de los dirigidos por Aranda.
A falta de poco más de dos minutos, llegó un nuevo empate, a la salida de una bola quieta, el preseleccionado Tolaba anoto el 3-3.
Otra vez penales. Y mire como son las cosas, Sara y Tolaba, dos que habían llevado hasta ahí a Ateneo, tuvieron el infortunio de errar desde el punto de pena máxima. El último de la larga tanda estuvo en los pies del «Hacha» Vera. Fue de Comercio esta vez, fue de Vera, fue de Sánchez y de los suyos, fue de Comercio la revancha, de la revancha de la revancha.
Todo verde
Se levantaba el telón para el femenino. Dos contendientes conocidos en la pista. De un lado Escuela D, que arribaba a la final después de haber derrotado el día viernes 2-1 en la semi a su Homónimo del G y, del otro lado, el multicampeón, el rival a vencer por estos tiempos, Escuela Municipal B, que también llegaba de superar recientemente la semifinal derrotando 3-1 a un Lasserre que dio batalla.
Así las cosas, la última función que tenía olor a expectativa ya que el Escuela D acumula varios valores individuales en alza como los de Alcocer, González y, sobretodo, Selena Jauch, así imaginar una final dinámica y apasionante. Pero vamos, borre todo lo hasta acá dicho.
Otra vez Jara, otra vez Godoy, otra vez Escuela B puso todos los puntos sobre las «i» nunca dejó dudas. Otra vez Jara y Aixa Grandis, por último, sellaron un 4-1 final para las tricampeonas locales que marcan una supremacía contundente y que se solidifica sobre todo cuando lo que hay en frente es una final.
Párrafo aparte para Escuela Municipal en su conjunto, ya que los tres elencos que militan la Primera del femenino supieron estar entre los cuatro mejores del torneo y esas cosas no son casualidad, sino que responden a un trabajo en mancomunado y sólido, a un camino que, saludablemente, otros equipos parecieran seguir.
Campeón es uno solo
La gala final, el duelo final, las 20 horas del domingo marcadas a fuego en el calendario. Los protagonistas en la pista.
Mercantil en busca de su triplete, UOM en busca de su primera vez. Estos dos rivales llegaron a la última función, estos dos, con sus herramientas bien distintas, en búsqueda del objetivo máximo. Todo estaba por acontecer, todo por suceder, y sucedió…
Acaso no como algunos hubieran sospechado. Los primeros minutos del duelo parecían de una verdadera final, con dinámica, chivo, sin un metro para regalar, pero algunos jugadores de los que dirige Guapura, necesitan menos de un metro. Se desprendió Aravena, conecto con Pérez y ganaban los del CECU (1-0). Eso no marcó la tendencia, porque lejos de impacientarse, UOM no esquivó el bulto, arremetió contra su rival y sobre el segundo palo custodiado por Araya, rápidamente Matías Arroyo encontró el empate, así es, rápidamente el metalúrgico estaba otra vez en pista, y no solo eso, sino que se puso 2-1 en el score.
Pero eso tampoco marcó tendencia. Lo que la marco fueron los minutos posteriores, Mercantil tuvo siempre más la bola, incluso en sus peores ratos, siempre manejó. UOM se refugió después de su segundo tanto y dejó peligrosamente pista para los Mansilla, los Aravena y sobre todo para los Pérez, por eso, en un intento de contragolpear, los dirigidos por Arce vieron como “Corcho” a pura gambeta -arquero incluido-, desparramó cuanto rival azul se le puso en frente y puso el duelo 2-2.
A posteriori, este mismo intérprete a la salida de una bola quieta decreto el 3-2 con el cual el bicampeón volvió a manejar el resultado. Y acá el quiebre, UOM jamás encontró la respuesta que si había encontrado su rival, UOM nunca dio con sus ideas, UOM desnudó sus peores ratos con Andes en cuartos o Camioneros en semi, Mercantil olió sangre y fue, y cuando a estos muchachos se les conceden tantas bondades el resultado puede ser temerario.
Mercantil movió desde la inteligencia de Silva y de González, Salcedo siempre correcto. Obligó a su rival a presionarlo, el metalúrgico lo intentó un poco pero cada vez que lo hacía se comía un golpe al mentón. Llegó el cuarto, golazo, de Aravena, y el quinto, y el sexto…. Y la final se desvirtuó para marcar un duelo por título que hace muchos años no se veía.
El relato siguiente está de más. Lo ganó Mercantil 11-3 y pudo ser más, pudo ser menos, pero casi nunca pudo ser al revés. Los dirigidos por Guapura lograron la triple corona y le dieron un baño de realidad a cualquiera que quiera quitarles el título, el título y la ilusión.
Escribe Mauricio Zetner
Diario Prensa
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