Mujeres y pandemia

Reflexiones en cuarentena

Cada 8 de marzo “se conmemora en todo el mundo la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y el ejercicio efectivo de sus derechos” (cultura.gob.ar). A un año del inicio de la pandemia ¿cómo afecta esta crisis a las mujeres?.

Si bien el COVID-19 perjudicó a la especie humana en general, no impactó en todos de la misma forma, sino que profundizó las desigualdades ya existentes. “Los impactos de las crisis nunca son neutrales” en materia de género, destaca la ONU Mujeres. En tal sentido, su directora ejecutiva adjunta, Anita Bhatia, señaló: «Todo por lo que trabajamos, que ha tomado 25 años, podría perderse en un año», debido al «riesgo real de volver a los estereotipos de género de los años 50». ¿A cuántas de nosotras nos tocó coordinar simultáneamente el trabajo, las tareas domésticas, el cuidado y educación de los niños? Y si bien muchos hombres se han hecho cargo también de estas actividades, lo cierto es que siguen percibiéndose como una responsabilidad femenina.

Las distintas fuentes coinciden en identificar los focos de mayor conflicto. Por un lado, la vuelta al hogar que produjo esta crisis y la consecuente sobrecarga de tareas, por estar distribuidas de forma desigual en la pareja. A tal punto que muchas mujeres, directamente tuvieron que dejar sus trabajos ante la imposibilidad de sostenerlo todo. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) explicó en el informe especial COVID-19 N°9 que en 2020, se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo. “La crisis generada por la pandemia del COVID-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral.” (CEPAL)

Por otra parte, el sector salud se encuentra mayoritariamente ocupado por mujeres que además, estadísticamente, perciben menos que sus compañeros varones por la misma tarea, problemática conocida como brecha salarial. “Un 73,2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus. Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7% inferiores a los de los hombres del mismo sector”. (CEPAL) A esto debemos añadir que las mujeres representan una gran proporción de la economía informal de los países, por ejemplo, en el empleo doméstico.

Finalmente, la violencia familiar. Hubo un importante incremento de las denuncias por violencia hacia mujeres y niños. El aislamiento, las mayores tensiones y las pérdidas de empleo, generaron aumento de las violencias intrafamiliares, que se evidenciaron en un 25% más de llamadas a la línea 144 durante el ASPO que el mismo periodo de 2019. La Organización de Estados Americanos (EOL) junto con la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) indicaron: “El confinamiento obliga a las mujeres a estar encerradas con sus maltratadores. Teniendo en cuenta que el hogar es el lugar más peligroso para las mujeres, el encierro hace que se incremente el riesgo de violencia contra ellas en la medida en que aumenta el tiempo de convivencia; se generan conflictos alrededor de cuestiones domésticas y familiares; la violencia se prolonga sin que sea interrumpida y se genera una percepción de seguridad e impunidad del agresor.”

¡Pero atentos que estos no son datos históricos! Según la ONU Mujeres, las consecuencias del coronavirus “no desaparecerán” cuando la pandemia acabe. “Las lecciones que han dejado pandemias recientes (Ébola, Zika, SARS) han demostrado que la incorporación de las necesidades de las mujeres en el abordaje de la emergencia no es una cuestión menor. Al contrario, no considerar un enfoque de género profundizará las desigualdades con efectos que se prolongarán en el largo plazo y serán difíciles de revertir.” (EOL, CIM).

Cuando en la facultad cursé la materia “Derecho Natural” recuerdo una de las primeras definiciones que me transmitieron de la palabra justicia como dar a cada uno lo que le corresponde, lo cual implica la igualdad ante iguales circunstancias o condiciones. Nuestra historia y cultura son testigos de la disparidad de la que fueron objeto las mujeres. Por eso tenemos que incorporar necesariamente abordajes que las tengan en cuenta, que balanceen la mirada sesgada que aún hoy, nos sigue marcando.

El lema que la ONU eligió este 2021 para el 8M es “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo del Covid-19”. Enfoque de derechos humanos y perspectiva de género son las bases. Participación igualitaria de las mujeres es el cómo. Y hoy es el momento. No nos equivoquemos, si bien la emergencia sanitaria es la prioridad desde hace un año, un camino no excluye al otro. Las mujeres también estamos en emergencia. Construyamos desde la inclusión perspectivas que nos contemplen a todos.


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