La fístula.
Es frecuente la consulta de los padres cuando sus hijos tienen un ¨flemón¨. Ese pequeño granito con contenido purulento, pus, es en realidad una fístula, es decir, el recorrido que hizo la infección desde el diente hacia la encía para drenar y así liberar su contenido. Esto es una clara señal de que el diente está “necrótico”, lo que quiere decir en palabras más simples que ya no es un diente vital.
Este tipo de lesión no suele generar dolor aunque hay situaciones en donde hay dolor intenso y provocado generalmente por la masticación.
Lo más común es observar en esos dientes afectados una gran lesión de caries que compromete la corona del diente.
Lo aconsejable siempre será la consulta a una edad temprana para evitar este tipo de patologías, pero una vez establecida, se debe abordar el tratamiento correspondiente, el cual se basa en la limpieza de caries de la pieza dentaria afectada y el tratamiento pulpar, para luego devolver la integridad coronaria.
Un tratamiento pulpar es similar al tratamiento de conducto de un adulto en cuanto a su fin, que es eliminar el tejido inflamado o necrótico y cerrarlo para que no se vuelva a contaminar, priorizando la presencia del diente en la boca sin tener que extraerlo. Y se diferencia de la endodoncia convencional por sus materiales y sus maniobras de abordaje.
Una vez realizado el tratamiento, se hará el seguimiento de su evolución de manera obligada. No solo por su estabilidad terapéutica en el tiempo, sino porque muchas veces este tipo de lesiones infecciosas pueden comprometer al diente permanente que viene creciendo por debajo de la pieza tratada.
Respecto a la farmacología , un tema muy cuestionado por su uso indebido en muchas situaciones, se debe tener en cuenta que en la mayoría de los casos, no suele requerir antibióticos. Estos serán prescriptos por el profesional según su criterio, por ejemplo, cuando el niño concurra con la presencia de esa fistula y la cara hinchada. Por otro lado, serán indicados en situaciones en las que haya dolor, analgésicos como Ibuprofeno.
Es muy importante que no automediquemos al niño y empecemos a confiar en el profesional de la salud este tipo de tratamientos para no generar complicaciones posteriores.
Por último, es fundamental como se dijo antes, la consulta odontológica a temprana edad, la atenta colaboración de los padres en el cepillado dental de los niños hasta los 9 o 10 años (cuando se habrá fijado el hábito y lo harán solitos) y el control diario de sus estructuras bucales, para que se pueda detectar tempranamente cualquier anomalía que aparezca en la boca. Es fundamental llevarlos a tiempo a la atención, ya que cualquier lesión/enfermedad tratada en sus inicios no solo es menos dañina sino que, además, tendrá un mejor pronostico una vez tratada y sus tratamientos serán menos invasivos para el pequeño paciente.
Para estar alerta: si se ve este tipo de afección en la encía, la cara hinchada y hay malestar, la consulta debe ser inmediata. Y si además de esta sintomatología el niño presenta fiebre ¡la consulta debe ser urgente! Porque el avance de la infección está comprometiendo su estado sistémico, es decir, todo su organismo.
Recordemos siempre: la prevención es salud.
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