Se confirmó la actuación imprudente de la víctima

Publicado por Diario Prensa el 23 de mayo de 2017

MAS SOBRE EL CONTROVERTIDO CASO DE LA MUJER QUE DENUNCIO HABER SIDO VIOLADA DESPUES DE HABER ELLA MISMA LLAMADO Y ABIERTO LA PUERTA A SU EX, PESE A LA EXISTENCIA DE UNA RESTRICCION DE ACERCAMIENTO.

los protocolos de intervención psicológica en casos de violencia de género, en donde estadísticamente ha quedado demostrado que las víctimas de maltrato físico o psicológico o abusos sexuales, vuelven a acercarse a sus victimarios cuando son excarcelados o inclusive – como en este mismo caso ocurrió – los visitan en la prisión. El caso más emblemático es el de Nilda Nuñez, descuartizada en Tolhuin por el mismo hombre que ella misma había denunciado y de quien esperaba un segundo hijo.
Diego Videla es un sujeto de 33 años de edad que permaneció preso varios meses luego de que su novia, de 23, lo denunciara por malos tratos y también por haberle robado su perro, un Golden Retriever de cinco meses de vida.
Consta en los registros del Servicio Penintenciario riograndense, que la chica de apellido Mariela Alejandra Fernández, lo visitó en más de una oportunidad, en la cárcel.
Además, no una vez vez si no muchas, se presentó en la Justicia para pedir que le dieran la excarcelación a Videla, hasta que lo consiguió, otorgándole los magistrados el beneficio, en marzo de este mismo año.
Una vez en libertad, volvió a denunciarlo, en este caso por haber entrado a su casa y sustraído a su mascota, lo que quedó registrado en la causa N° 28.390/17 .
Entonces el juez Sergio Dieguez determinó que Videla había incumplido las pautas de conducta, y mientras se lo ubicaba, ordenó a la Policía provincial que se apostara a un uniformado las 24 horas del día, en la casa de la mujer, en la calle Facundo Quiroga al 2000.

Falló el sistema WhatsApp por el factor humano…

Es entonces que entra en escena el conocido “Comisario WhatsApp”, en realidad Comisario Marcelo Guerrero, titular (ahora ex titular) de la Comisaría 5ta. El oficial de Policía se hizo famoso por haber implementado un sistema de control valiéndose del uso de las nuevas tecnologías, el que dio muy buenos resultados, comprobados estadísticamente, de disminución de los hechos delictivos en la amplia zona de su jurisdicción.
Guerrero, con buena fe, pensó en brindarle a la joven, una vigilancia mayor a la de simplemente apostar uno de sus hombres las 24 horas delante de su casa. Entonces la incluyó en el protocolo de vigilancia, manteniendo una consigna en su domicilio todo el tiempo en el que ella permaneciera en él y controlando que estuviera bien en todos los lugares a donde concurriera: la casa de familiares, de amigos, trabajo, etc.
La única condición, perfectamente explicada a la mujer, era que debía avisar permanentemente en dónde iba a estar. Inclusive se le cargó en su teléfono celular “un botón anti pánico”, que es otra aplicación que permite, con la sola presión de un botón virtual que aparece en la pantalla del aparato celular, disparar llamadas de alerta a la Comisaría 5ta y a cuatro oficiales encargados de intervenir, los que satelitalmente la ubicarían en el lugar exacto en el que se encontrara.
Pero el creador del uso del WhatsApp en cuestiones de seguridad, no contó con un detalle: que la propia víctima burlara los controles. Fue precisamente la persona protegida quien no le avisó a Guerrero que ese día iba a retirarse antes de la fábrica en donde debía terminar su jornada de trabajo a las 17, ni que llamaría por teléfono a Videla, ni que lo recibiría en su casa (en donde no había ninguna consigna policial justamente porque se suponía que ella no iba a estar allí).
Y entonces cayó sobre la cabeza del Comisario Marcelo Guerrero –– todo el peso de la ley: incumplió lo que le había dicho el juez. Le habían ordenado apostar un hombre las 24 horas frente a la puerta de la chica y no lo había hecho. Guerrero le había dado en cambio una custodia integral pero para ser eficaz – como ocurrió en muchos otros casos de similares características, con otras mujeres víctimas de violencia de género y también con personas discapacitadas y ancianos – resultaba imprescindible que la persona custodiada, colaborara con coherencia y sinceridad.
Si Guerrero le hubiera hecho simplemente caso al juez y hubiera dispuesto a un agente en la puerta de la calle Facundo Quiroga, todo el día y la noche, por tiempo indeterminado, desentendiéndose inclusive de ella cuando saliera de su casa, hubiera sido mejor. Y esto es así porque quedó demostrado que un sistema así no sirve cuando la víctima elude la vigilancia. Sencillamente el uniformado hubiera estado ahí, cuando ella llegara fuera del horario previsto y hubiera visto cuando Videla era invitado a entrar, procediendo en consecuencia. Y la mujer hubiera sido protegida de ella misma, de su mala cabeza, de su desequilibrio… evitándose – en caso de que haya sido cierto – un nuevo sometimiento sexual.
Otra posibilidad es que pese a que hubiera habido un efectivo policial apostado durante las ocho horas de ausencia de la mujer en la puerta de su casa, por estar trabajando en la fábrica, ella hubiera acordado de todas maneras reunirse con Videla en un hotel alojamiento, en el domicilio de él o de algún amigo.
Tal vez la confianza del oficial Guerrero, depositada en mujeres que además de víctimas también en la mayoría de los casos suelen ser personas que están tan enfermas como sus victimarios, presas de relaciones enfermizas y de co dependencia, será el punto que – desde su nuevo estado, en disponibilidad y apartado de sus funciones – deberá analizar. Su sistema falló por un factor humano ajeno a su profesionalismo y no porque él haya sido ineficiente, o se cayera el sistema de WhatsApp en el mundo o se agotara la batería de algún aparato…


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