SUS FAMILIARES SEÑALARON QUE ESTABA SUMIDO EN UNA PROFUNDA DEPRESION POR LA MUERTE DE SU HIJO.
Un vecino de la ciudad de Ushuaia, trabajador del puerto y padre de Gustavo Ezequiel Ponce, el hombre que apareció sin vida en la habitación de un apart hotel en lo que la Justicia consideró en una primera instancia un suicidio simulado por su pareja, Claudia Concha Avila, se quitó la vida en su casa de la calle Soldado Aguirre al 1200. La mujer continúa detenida por disposición de la jueza de Instrucción María Cristina Barrionuevo quien considera que existen suficientes elementos de prueba como para presumir que la mujer es responsable de haber sometido a torturas a su pareja, antes de ultimarla y luego simular un suicidio.
Juan “Cachi” Ponce fue encontrado el domingo último, pendiendo en su vivienda, sin que ya nada se pudiera hacer por él.
Según sostuvieron algunas personas allegadas, el hombre se encontraba sumido en una profunda depresión luego de que su hijo falleciera en las extrañas circunstancias detalladas, el 2 de diciembre de 2018.
ESTO PUBLICABA DIARIO PRENSA EN ENERO DE 2019 SOBRE EL CASO.
PARA LA JUEZA MARIA CRISTINA BARRIONUEVO, CLAUDIA CONCHA AVILA, CONOCIDA TAMBIEN COMO CLAUDIA LARA MONTANA, MANIPULO EL ESCENARIO DE LOS HECHOS, ACTUO UNA SITUACION DE DOLOR Y ULTIMO A GUSTAVO EZEQUIEL PONCE.
Procesan a una mujer por simular el suicidio de su pareja
La jueza de Instrucción Nº 2 del Distrito Judicial Sur, María Cristina Barrionuevo, procesó y convirtió en prisión preventiva la actual detención de Claudia Concha Ávila, también conocida como Lara Claudia Montana, de 44 años, por considerarla autora penalmente responsable del delito de homicidio agravado por el vínculo, del que resultó víctima su pareja, Gustavo Ezequiel Ponce, de 37 años, en un hecho que ocurrió el 2 de diciembre de 2018.
De la resolución de la magistrada se desprende que Concha Ávila puso en “estado de indefensión y vulnerabilidad” a Ponce, en la habitación Nº 18 del Apart Hotel Alem de Ushuaia, a quien le provocó “golpes en la cabeza y en los testículos”.
En el primer caso habría utilizado un elemento duro y romo “como podría ser la piedra hallada sobre la mesada en el sector de la cocina”, y para el segundo caso, “las rodillas o puntapiés, a los fines de aturdir, afrontar o reducir la resistencia de la víctima”.
Gustavo Ponce, se encontraba bajo los efectos de la ingesta de bebidas alcohólicas y el consumo de estupefacientes, por lo que “las maniobras practicadas en el baño sobre el cuerpo inconsciente y prácticamente desvanecido de Ponce, no requirieron mayor esfuerzo para la victimaria”.
Luego de ello, Concha Ávila acomodó al hombre en el inodoro y colocó una chalina en su cuello para provocar una ahorcadura que no dejó surco, debido a que el tiempo de suspensión habría sido de corta duración, produciéndose la muerte a las 9.05.
La autopsia realizada al cuerpo de Ponce, arrojó que la muerte fue producida por una “asfixia por comprensión externa del cuello, por un mecanismo de ahorcadura atípica y suspensión incompleta, la que ocasiona una comprensión de las estructuras vasculares, obstrucción parcial o total del pasaje de aire por la vía aérea, provocando todo esto solo o en su conjunto a una encefalopatía anóxica y paro cardíaco”.
Gustavo Ponce era siete años menor que Claudia Concha Avila y ambos sostenían una relación “enfermiza y tóxica, donde los celos jugaban un papel preponderante, que los unía y separaba, donde las agresiones físicas y verbales, el maltrato psicológico, el desmerecimiento como personas, eran recíprocos”, se describe en la resolución.
Ese modo de relación se encontraba “naturalizado”, dado que los integrantes de la pareja no lograban advertir el limite del maltrato, el cual se veía exacerbado con la ingesta de alcohol y el consumo de estupefacientes, destaca también el trabajo judicial.
Como parte de las pruebas resalta la incorporación de un informe del Servicio Penitenciario, que da cuenta que Ponce estuvo privado de su libertad de febrero de 2016 a octubre de 2018 y que, durante ese tiempo, en dos oportunidades fue agredido por su pareja, Claudia Concha Ávila, en ocasión de haberle realizado visitas.
Además, durante los dos años y medio que Gustavo Ponce estuvo detenido, no obraron constancias de los informes penitenciarios respecto de que haya intentado quitarse la vida.
En la resolución de la jueza Barrionuevo, consta también que si bien amigos y familiares de Ponce, reconocieron que la relación de la pareja era enfermiza, violenta, anormal y toxica, el hombre “no poseía signos depresivos y/o que estuviera pasando por una situación extraña, no teniendo conocimiento que en algún momento haya intentado autolesionarse y que, únicamente poseía problemas por consumo de estupefacientes”.
Por otro lado, se descartó situación de violencia de género previa, ya sea física o verbal que provocara la reacción violenta de Concha Ávila contra su pareja, toda vez que “esta circunstancia no fue argumentada por ella en su descargo ni tampoco se verificaron signos de violencia física reciente en su cuerpo”.
Según argumentó la jueza, Concha Avila deberá seguir detenida, a raíz de que al inicio de la causa y amén de las pruebas incorporadas y el sostenimiento de su inocencia por parte de ella misma en el suceso, se develó detrás de la muerte violenta de Ponce, una compleja y elaborada puesta en escena material y actoral, ejecutada por la mujer que tuvo por objeto simular un suicidio que indica claramente su voluntad de no someterse a la persecución penal y dificultar, entorpecer u obstaculizar la investigación policial y la administración de Justicia”.
La Juez de Instrucción Nº 2, resolvió además trabar un embargo a los bienes de Concha Ávila hasta cubrir la suma de $400.000.
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