Caballos y mulas que constituían “los patrulleros” de la época a la tala de árboles hecha por los mismos vecinos para abrir calles urbanas a cambio de quedarse con la madera, son apenas algunas de las muchas postales curiosas de la historia local.
La historia de la capital del Territorio Nacional de Tierra del Fuego luego devenido en provincia, aquilata innumerables y sorprendentes acontecimientos que contrastan los tiempos fundacionales con los actuales.
La historia de una ciudad habla por nosotros, quienes vivimos en ella. Desde antes de nacer Ushuaia, esta región ha convocado a los más singulares hechos que, por suerte, notables historiadores (que no es el caso de quien suscribe), han sabido recuperar y transmitir brillantemente. Apoyándome en esta fecha tan especial, hago llegar a los lectores, siete breves historias que quizás no todos conozcan.Compra de caballos y mulasAsí como hoy el Gobierno autoriza la compra de uniformes o vehículos para nuestra Policía provincial, el 22 de julio de 1895 el Departamento de Interior del Ejecutivo Nacional, en ese entonces a cargo de José Evaristo Uriburu, autorizaba la adquisición de 10 caballos y 5 mulas, al precio de $100.- cada animal para quienes se hallaban encargados de la seguridad ciudadana.
Ensanchar Ushuaia Mediante resolución del mismo presidente, con fecha 9 de abril de 1895, se autorizaba a la Gobernación de Tierra del Fuego a ensanchar el radio de Ushuaia, abriendo caminos “cuyo ensanche no exceda de los 2.500 m a cada viento, pudiendo donar a los vecinos que se ocupen en los desmontes la madera que extraigan de su trabajo”. En el Art. 2° la citada gobernación se comprometía a pasar trimestralmente una planilla a la Dirección de Tierras, Colonias y Agricultura, en la que debían constar los nombres de los vecinos beneficiados y la cantidad y calidad de la madera que extraigan.” Apertura de calles El 27 de diciembre de 1900, el presidente Julio Roca decretaba lo siguiente: (sic) “Siendo de notoria necesidad de proceder a la apertura de picadas en los bosques que rodean a Ushuaia y cubren una considerable superficie de su ejido, a fin de trazar sus calles, y establecer vías de comunicación con Lapataia, Puerto Brown y Río Grande, atento lo manifestado por la Gobernación de la Tierra del Fuego. El presidente de la República DECRETA: Los precios de los terrenos céntricos Al observar hoy el centro de nuestra ciudad, hallamos escasos terrenos sobre los que aún no se ha construido. No resulta fácil considerar el costo de cualquiera de esas tierras, seguramente valuadas en cientos de miles de dólares. Por lo tanto, cuesta imaginar que, en algún momento de la historia, dichas tierras costaron “algunos pesos menos”. Por ejemplo, el 4 de julio de 1924, el presidente de la Nación fijaba dichos valores por decreto. Las manzanas del casco céntrico se hallaban divididas originalmente en cuatro solares y el costo de cada uno de ellos oscilaba, de acuerdo a su ubicación, entre los $ 150 y hasta $ 300. Más al norte de Maipú y San Martín, por ese entonces denominada Godoy, esa cifra disminuía hasta los $75 y $50 por cada solar, es decir cada cuarto de manzana. Posteriormente esos solares se fueron subdividiendo y los precios, con los años, aumentaron “un poco”. El sur argentino en peligro La revista Caras & Caretas del 18 de marzo de 1939, alarmaba con una nota cuyo título era “El sur argentino en peligro” y la breve misiva decía lo siguiente: (sic) “En los últimos tiempos se ha venido agitando la especie según la cual en los territorios nacionales que integran la Patagonia, se desarrollaba una propaganda intensa de penetración nazi – fascista. Hasta se llegó a decir que individuos u organizaciones de estas tendencias intentaban promover un movimiento tendiente a independizar a esos territorios de la tutela argentina y a crear los Estados Unidos del sur. Tan alarmante especie determinó la preocupación inmediata de la prensa, cuyas denuncias tuvieron eco inmediato en las esferas parlamentarias. En efecto, a poco de conocerse la inquietante novedad, una comisión de legisladores nacionales emprendió una extensa gira por la Patagonia con el objeto de comprobarla, a la vez que de estudiar otros importantes problemas que afectan a los territorios nacionales patagónicos. Cuando la comisión regresó, los medios informaron: “De las manifestaciones que han hecho públicas algunos de los parlamentarios se deduce que, felizmente, el problema de la infiltración de ideologías extrañas no existe en las regiones visitadas, las cuales, en cambio, claman porque el Parlamento enfoque la solución de otros problemas verdaderamente urgentes que se refieren al régimen de la tierra fiscal, a la salud de los pobladores territoriales, a los servicios públicos, a la necesidad de construir puertos o mejorar los existentes, a la provisión de agua potable, a la asistencia médica, a la edificación escolar, etc. Y han declarado también, los autores de estas manifestaciones, que si el Congreso presta especial atención a estos problemas, el peligro de la presunta infiltración nazi – fascista, se alejaría para siempre. Siendo así, ya saben entonces los legisladores cuál es su deber con respecto a los territorios patagónicos…”. Propuesta para el desarrollo industrial Seguramente la mayoría de los fueguinos y de los ushuaienses en particular, estamos convencidos que el primer proyecto de promoción industrial ha sido la Ley Nro. 19.640 que tiene su origen en el año 1972. Sin embargo, con el establecimiento de la denominada “Gobernación Marítima” en el año 1943, comenzó un periodo muy activo para nuestro territorio. Es necesario recordar que el 16 de junio de 1948, Juan Domingo Perón, firmaba el Decreto 17.860 que en su considerando expresaba: (sic) “Es propósito del Poder Ejecutivo fomentar la instalación de plantas industriales en zonas apartadas del país, a efectos, no sólo de llevar el progreso a todos los ámbitos de la Nación, sino también de abaratar los costos con el aprovechamiento de la materia prima en los mismos lugares en que ésta exista; Que el Ministerio de Marina ha estudiado las posibilidades de industrialización de las grandes riquezas del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, mediante la instalación y radicación de establecimientos adecuados para la explotación; Que el Estado debe fomentar y ayudar a aquellos que con espíritu verdaderamente patriótico estén dispuestos a arriesgar sus esfuerzos, llevando el aporte de sus energías a las más lejanas latitudes; Que esa ayuda debe orientarse para el cumplimiento de los planes de industrialización ya trazados por el Ministerio de Marina, a cuyo efecto deberá contemplarse preferentemente la provisión de los materiales y elementos necesarios para el establecimiento de las industrias de que se trata, a los particulares que demuestren encontrarse en condiciones de encarar la realización de aquellos planes, con facilidades para el reintegro del valor de los bienes suministrados; Que a efectos de financiar los préstamos, así como de determinar las condiciones técnicas o de solvencia de los particulares interesados, es conveniente emplear la organización especializada del Banco de Crédito Industrial Argentino, sin perjuicio de la financiación definitiva de los quebrantos que pudieran registrarse, mediante la partida que para la producción prevé la Ley Nº 12.966 del Plan de Gobierno 1847/51.” Posteriormente se imponían las condiciones básicas a cumplir, en 11 artículos, para que aquellas empresas interesadas pudieran ser objeto de los beneficios y facilidades que se coordinarían a través del Ministerio de Marina. La historia nos recuerda que por esos años se materializaron innumerable cantidad de obras, muchas de ellas ejecutadas a través de la firma de un acuerdo entre el gobierno nacional y la empresa que permitió la llegada de numerosas familias de italianos. Pensión para residentes Otro documento olvidado y que, escarbando los viejos archivos de nuestra historia, en este caso, mucho más reciente, es la Ley Nro. 21.062, sancionada el 19 de septiembre de 1975 y promulgada de hecho el 7 de octubre del mismo año, que determinaba en su primer artículo, lo siguiente: (sic) |
Escribe: Julio César Lovece |