Sobre cómo un pueblo se transformó en una fortaleza militar tras 1982

Sobre cómo un pueblo se transformó en una fortaleza militar tras 1982

La pequeña localidad fueguina usurpada representa un enclave militar inquietante para la paz de la región.

Las Islas Malvinas se encuentran situadas a 600 kilómetros de la costa patagónica y forma parte de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

Sobre cómo un pueblo se transformó en una fortaleza militar tras 1982
Base militar de Mount Pleasant, en las Islas Malvinas.

De dos mil habitantes, en su mayoría dedicados a la actividad pesquera, las Islas Malvinas casi duplicaron su población luego del conflicto bélico, debido al envío de tropas militares con asiento permanente.

Después de la guerra, el Reino Unido convirtió a Malvinas en una base estratégica militar. La base de Mount Pleasant, inaugurada en 1985, es el centro de operaciones, con alrededor de 1.200 soldados británicos estacionados. La presencia bélica permanente incluye aviones de combate Typhoon, sistemas de defensa aérea Rapier y una red de radares para monitorear la región.

La infraestructura se modernizó con pistas de aterrizaje capaces de recibir aviones de gran porte, depósitos de combustible y sistemas de comunicaciones avanzados. Además, se realizan maniobras periódicas y conjuntas con la Royal Navy y visitas de submarinos nucleares.

Antes de 1982, las Islas Malvinas eran principalmente conocidas por su actividad pesquera. Con una población que rondaba los 2.000 habitantes, el pequeño archipiélago en el Atlántico Sur tenía una economía dependiente de la pesca y una vida tranquila, lejos de los focos de atención internacionales. Sin embargo, la guerra, al igual que ocurrió principalmente con el pueblo argentino, cambió para siempre el curso de la historia y vida de los ciudadanos allí asentados.

En el enfrentamiento bélico se impuso el Reino Unido y de ello derivó el establecimiento de un riguroso control militar en las islas. Desde ese momento, Gran Bretaña comenzó a reforzar significativamente su presencia en la región. En las décadas siguientes, las Malvinas dejaron de ser un ignoto pueblo para transformarse en una fortaleza militar enclavada en el Atlántico Sur, lo que incluyó la construcción de una red de bases y de radares, así como un sistema de defensa aérea avanzado.

El Reino Unido, consciente de la importancia estratégica de las Malvinas, comenzó a fortificar las islas para asegurar la continuidad de su presencia, transformando el pequeño pueblo pesquero en un bastión de operaciones militares. Esto incluyó el establecimiento de una base aérea de la Royal Air Force (RAF) en el aeropuerto de Mount Pleasant, a tan solo 48 kilómetros de la capital. Esta base es una de las más importantes del Reino Unido en el hemisferio sur, albergando aviones de combate, equipos de radar y sistemas de misiles.

Además, el archipiélago fue dotado de instalaciones militares para el almacenamiento de armas, municiones y equipos logísticos. El ejército británico también estableció presencia naval en la región, con buques de guerra que patrullan las aguas, para continuar explotando los abundantes recursos naturales de la zona austral.

Pero el cambio no solo fue militar. Con la consolidación de la presencia británica en las Malvinas, se crearon infraestructuras civiles complementarias, como hospitales, escuelas y viviendas para los soldados y sus familias, aunque la población civil local ha permanecido reducida. Esto ha hecho que la presencia militar siga siendo un aspecto central de la vida en las islas, con un número significativo de efectivos militares que residen en el territorio.

La transformación de las Islas Malvinas en una fortaleza militar no ha sido solo un proceso de modernización en términos de infraestructura. También ha involucrado una reconfiguración de su identidad geopolítica. Las Islas, al ser un enclave militar clave para el Reino Unido, se han convertido en un símbolo del poderío británico en el Atlántico Sur.

Ante este panorama, Argentina continúa denunciando la ilegítima ocupación y el uso de las Malvinas como una plataforma de control militar en el hemisferio sur. Para nuestro país, las islas siguen siendo una herida abierta y un territorio en disputa, y cada refuerzo militar británico solo incrementa las tensiones diplomáticas entre ambos países.

La transformación de este pequeño pueblo pesquero en una base militar de alta tecnología ha marcado un antes y un después en la historia de las islas, reflejando las complejidades del conflicto de soberanía que sigue vigente más de cuatro décadas después de aquel sangriento enfrentamiento que le costó la vida a 649 soldados argentinos y a 255 británicos.


 


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