Crimen de Marianela Rago Zapata, ocurrido hace 13 años en Buenos Aires.
Con el único y fuerte impulso de la madre de la víctima, en los próximos días concluirá el juicio a Francisco Amador, cinco veces sobreseído en la causa y sobre el que no hay pruebas científicas – rastros de ADN – ni testigos, que permitan afirmar que él mató a la chica de 19 años. En el caso también hubo otros sospechosos, como Lucas Azcona, el sujeto que mató en el barrio de Almagro a una estudiante chilena.
Luego del alegato de Luis Ricca, el abogado defensor contratado por Francisco Amador, llegará el momento en que los jueces Hugo Navarro, Juan María Ramos Padilla y Rodolfo Goerner, que integran el Tribunal Oral en lo Criminal – TOC. Nro. 29 – porteño, den a conocer una sentencia.
El muchacho que al momento del crimen de Marianela Rago Zapata tenía 23 años hoy tiene 36 y es el único imputado en el juicio que se está realizando en Buenos Aires por el crimen de su ex novia de 19 años.
El caso aquilata más de una década y cuenta con miles de fojas que no conducen a ningún lado. Amador fue cinco veces sobreseído porque no existen pruebas irrebatibles que lo incriminen. Otros hombres también estuvieron sospechados de haber matado con tremenda saña a la chica. El criminal no solo golpeó, inmovilizó boca abajo, degolló y le aplicó 23 puñaladas, sino que también robó un reproductor de DVD, su celular y una laptop, y un juego de llaves.
Amador reconoció al inicio de la investigación que aunque se habían separado después de un año y 7 meses de relación, seguía frecuentando a Marianela, pese a que ella misma le había dicho que ya estaba noviando con otro muchacho. Inclusive dijo que tres días antes del homicidio había pasado la noche con ella pero que la madrugada del 27 había salido con otra mujer, una coartada ratificada por testigos. Dijo que con esa persona fue a Palermo Hollywwod, la llevó a su casa de Caballito y él volvió a su departamento, en Almagro, y saludó al portero. También declaró que ese domingo, cuando Marianela fue asesinada, él llegó a su casa a las seis de la tarde y no salió hasta el día siguiente, para ir a su trabajo en IBM.
Entre 2013 y 2018, la jueza de instrucción Karina Zucconi sobreseyó a Amador en cinco oportunidades por falta de pruebas y porque en el departamento de la víctima se hallaron rastros del posible asesino -algunos ADN, una huella en una lata de gaseosa, una remera XXL de color verde tirada sobre el piso de la cocina y una pisada-, que fueron cotejados con él y otros sospechosos, y en todos los casos el resultado fue negativo. El cotejo genético tampoco coincidió con el joven con quien la víctima había comenzado una relación, ni con un empleado de la línea de colectivos Nro. 132 que en 2011 fue detenido porque tenía el chip que había sido conectado al celular robado de Marianela.
Patricia Zapata, la madre de la joven ultimada, no se cansa de repetir que está convencida que el asesino de su hijo es su ex yerno, Amador. Se basa exclusivamente en los dichos de los amigos de su hija, quienes le contaron que el imputado era muy violento en el trato con Marianela, trato que ella admite haber ignorado hasta que terminó la relación. Años atrás también la mujer dijo estar segura de que el criminal era Lucas Azcona, un joven de 18 años que mató – coincidentemente – a Nicole Sessarego, una chica chilena de casi la misma edad que Marianela, que estudiaba también Periodismo y que fue ultimada con un arma blanca en el barrio de Almagro. Azcona dio negativo en el cotejo del ADN.
Ahora los jueces deberán decidir la suerte de Francisco Amador, quien además arrastra una historia de violencia familiar extrema: su padre fue condenado en Río Grande por matar a su hermanito de 20 días de vida en la cuna, cuando él era apenas un nene de corta edad. En aquel viejo expediente del año 1989 también se señalan los malos tratos extremos a los que el sujeto habría sometido a Francisco, como por ejemplo atarlo a un arbol durante horas para que se quedara quieto… ante una madre completamente pasiva.
Ese pasado fue mencionado por la querella y el fiscal para representar al acusado como un sujeto desequilibrado y violento, todo de manera indiciaria. Y también se llamó a declarar a una pareja de Amador con quien tuvo un hijo y atravesó una causa judicial por violencia intrafamiliar. Más allá de eso, lo concreto es que pruebas contundentes no hay.
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