¿Tener hígado graso es peligroso?

¿Tener hígado graso es peligroso?

“Llegó el Doctor” Entrevistas, recomendaciones y comentarios del Dr. César Berenstein

El Dr. Fernando Bril  es un médico argentino que pertenece al servicio de medicina interna de la Universidad de Alabama. Desde Birmingham, la ciudad mágica, en E.E.U.U. comparte con nosotros los conocimientos logrados gracias a su amplia experiencia en hígado graso. Nos informa en esta nota cómo impacta esta patología en nuestra salud.

César Berenstein: Hay personas que saben que tienen hígado graso pero suponen que en un hallazgo médico banal. ¿Es esto cierto?

Dr. Fernando Bril: La acumulación de grasa en el hígado puede suceder por muchas razones. Una de ellas es el consumo excesivo de alcohol, pero ahora nos vamos a referir a otras causas no alcohólicas y que pueden generar el hígado graso. En realidad habitualmente el paciente no le da mucha trascendencia pero en ocasiones los profesionales de la salud también subestimamos el tema. El primer mensaje importante es que esta patología puede traer serias complicaciones si no le damos el lugar que se merece y tomamos las medidas adecuadas para evitarlas. Es frecuente que lo padezcan personas obesas, pero también pueden sufrirla quienes tienen una genética desfavorable, aún sin sobrepeso. Se presenta en estos dos casos con alteración en la respuesta a una hormona llamada insulina que es muy importante en el metabolismo y entre otras consecuencias puede generar la acumulación de grasa en el hígado.

¿Es un hallazgo frecuente?

En la población general una de cada cuatro personas tiene hígado graso. Obviamente, sólo un pequeño porcentaje de ellos tendrán enfermedad hepática severa. Si uno busca esta patología en una población de obesos o que sufren diabetes tipo II el porcentaje se eleva al 60-70%, lo que significa una muy alta prevalencia teniendo en cuenta que los niveles de obesidad  en Argentina y en el mundo están en permanente aumento.

¿Puede llevar a la cirrosis hepática?

Existen dos problemas que se observan cuando hay un hígado con grasa. Por un lado al funcionar mal favorece la aparición de diabetes, hace que los triglicéridos, que son unas grasas que se hallan en la sangre estén elevadas y predispone a la enfermedad cardiovascular que puede ser la causa de muerte de muchas de estas personas. El otro problema es local, ya que el hígado puede evolucionar en algunos casos a cirrosis de causa no alcohólica. Con el aumento de la obesidad en el mundo, se están viendo más casos de estos cuadros, hecho que debe alertarnos y tratar de revertir esta evolución desfavorable.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

Lo sospechamos a través de resultados en análisis de laboratorio y recurrimos también a la ecografía para ver si hay grasa acumulada en el hígado, aunque estos estudios no nos dicen si se está generando inflamación y fibrosis. Hay ahora algunos métodos nuevos como la elastografía transitoria que están en desarrollo, que es como la ecografía pero en lugar de utilizar ultrasonido usa vibraciones y nos permite detectar la fibrosis, que es como la cicatrización del hígado ante la inflamación y puede llevar a la cirrosis. De todas maneras, cualquier ecografía que muestre la presencia de hígado graso debe ser una bandera roja, una señal de alarma para promover medidas que eviten la mala evolución.

 ¿Cuál es el tratamiento?

Bajar de peso es la primera opción terapéutica para quienes tienen obesidad, siendo la medida más barata y más probada para cambiar la historia natural de esta enfermedad. Bajando el 5% del peso corporal, ya se logra reducir el volumen de grasa que afecta al hígado, pero para reducir la inflamación y evitar la progresión de la fibrosis hay que lograr bajar un 7% del peso. Si logramos bajar el 10% puede reducirse la fibrosis si no estamos en un estadío demasiado avanzado. También hay opciones farmacológicas que pueden ayudar, pero debemos reconocer que no hay medicación aprobada por la F.D.A. (Administración de alimentos y drogas, el ANMAT de E.E.U.U.) para ser utilizada específicamente en el hígado graso no alcohólico. Algunos fármacos utilizados para la diabetes tipo II han tenido efectos beneficiosos para los portadores de esta patología pero no se ha reportado hasta ahora fármacos que sean capaces de reducir efectivamente la fibrosis.

La prevalencia de hígado graso en nuestra población es muy alta e irá creciendo si no logramos frenar la pandemia de obesidad. Con un simple estudio de ecografía se puede valorar la acumulación anormal de grasa en nuestro hígado y tomar eficientes medidas para asegurarnos que no habrá evolución a enfermedad hepática grave. Otra vez estamos hablando de luchar contra la obesidad, una asignatura pendiente para nuestra sociedad. Otra vez la solución está en nuestras manos.


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