El fuego arrasó al supermercado La Victoria: historia, pérdidas, negligencia y falta de compromiso ciudadano y policial. El edificio de la firma fundada en los años 80 y símbolo de la comunidad asiática en Ushuaia, quedó en parte reducida a cenizas y en otra, anegada por los miles de litros de agua que solo evitaron la propagación de las llamas a las viviendas linderas. El siniestro fue intencional y dejó sin trabajo a más de 20 personas.
En la madrugada del miércoles 22 de enero, el histórico supermercado La Victoria, fundado en los años 80 por la familia coreana Li, fue completamente destruido por un incendio de grandes proporciones. El establecimiento, ubicado en la intersección de las calles Kuanip y Tolhuin, no solo era un ícono comercial de Ushuaia, sino también una fuente de empleo para más de 20 personas y un punto de referencia cultural por su impronta asiática, reflejada en su decoración y productos de sello oriental.
El fuego se inició alrededor de las 2 de la madrugada, cuando Omar Daniel Roldán, de 53 años, en estado de ebriedad, prendió fuego a una bolsa de residuos en la vereda del supermercado. Según registros de cámaras de seguridad, el hombre retiró la bolsa de un contenedor cercano y, tras encenderla, se retiró del lugar.
Minutos después, transeúntes y automovilistas notaron las llamas pero, en un gesto de injustificable indiferencia, optaron por seguir su camino sin intentar apagar el fuego. Algunos inclusive filmaron desde el interior de sus vehículos la fogata, sin detenerse ni intervenir.
Las imágenes muestran también a un patrullero policial estacionado en la esquina de Kuanip y Tolhuin cuyos efectivos tampoco accionaron para mitigar las llamas con extintores propios, con los de los automovilistas que pasaran por el lugar o los de la dependencia de la Comisaría Segunda, emplazada a apenas una cuadra de distancia, en la calle Concejal Rubinos del Río casi Kuanip.
Hubiera bastado que empujaran con la tonfa u otro elemento la basura hacia la calle, alejándola de la pared, para no estar hoy lamentando semejante desastre. Los efectivos prefirieron en cambio esperar la llegada de los bomberos del Anexo Soto, cuyo cuartel se ubica a unas cinco cuadras, sobre la misma calle Kuanip. Cuando llegaron con sus unidades, el fuego ya se había extendido al interior del depósito y tornado imparable.
Desde distintos puntos de la ciudad se podía observar el edificio envuelto en llamas y escuchar las explosiones de los aerosoles acopiados en el depósito, como así también el estallido de los vidrios. Avivado por la combustibilidad de la mercadería, el igneo se extendió también a la planta alta del edificio, en donde antiguamente se domiciliaba la familia Li y actualmente estaba asignada al acopio de cajas y bolsas con comestibles.
A una cuadra del lugar, efectivos policiales lograron detener a Omar Daniel Roldán, quien fue identificado gracias a un testigo que lo había visto iniciar el fuego y que se constituyó en la excepción a la regla de la indiferencia. Roldán es dueño de un prontuario frondoso por protagonizar hechos de violencia familiar y fue interceptado frente al antiguo local de la veterinaria Fortini, en la esquina de las calles Kuanip y Río Grande. Al ser trasladado al Hospital Regional Ushuaia, se certificó su estado de ebriedad. La Fiscalía dispuso su detención bajo la acusación de “incendio intencional”.
Cabe destacarse que el supermercado La Victoria no solo era un punto de abastecimiento para alimentos, decoración y regalos de origen asiático, sino también un símbolo de integración cultural en Ushuaia.
Fundado por Kato Li – socio fundador del Ushuaia Golf Club – y su esposa Anita, ambos ya fallecidos, representaba el esfuerzo de una comunidad que, desde los años 80, encontró en este emprendimiento una manera de contribuir al desarrollo local. Hoy, este legado se encuentra reducido a cenizas, dejando tras de sí preguntas sobre la responsabilidad social y policial, en una tragedia que pudo haberse perfectamente evitado.
Demás está decir que la magnitud del siniestro no solo causó la pérdida total del edificio y la mercadería, valuados preliminarmente en miles de millones de pesos, sino que también causó momentos de terror a los vecinos que estaban entregados al descanso y que debieron ser evacuados, además de dejar a decenas de familias sin sustento laboral.